Antigua Roma Mármol Relieve con un sátiro. Relieve del siglo I d.C. Altura: 24 cm.

Relieve con Sátiro.

Antiguo Imperio romano, siglo I d.C.

Mármol.

24 cm de altura y 17 cm de ancho.

Estado: buen estado, sin restauraciones, presenta una pátina de concreciones.

Procedencia:

- Colección privada, Bretaña, Francia.
- Galerie Ghezelbash, París.

Descripción:


Relieve tallado en mármol perteneciente a una de las escenas que decoraban un sarcófago romano. Representa a un joven sátiro con rostro sin barba y cabello corto, vestido con una túnica y adornado con piel de pantera, identificando al thiaso o séquito del dios Dioniso/Baco. A la altura del codo izquierdo, se pueden ver claramente la cabeza y dos patas del animal, detalles que suelen destacarse en este tipo de representaciones para identificar al personaje como un sátiro (fig. 1). La figura, de la cual se conserva la mitad superior, muestra el cuerpo de frente y el rostro en perfil a la izquierda de la composición. Detrás de él se eleva un manto levantado por la brisa; probablemente pertenecería a una compañera del personaje, posiblemente una ménade cuyas ropas se levantan con el impulso de su danza (fig. 2). El sátiro está representado como un joven de belleza ideal, de clara inspiración clásica griega: nariz recta y bien proporcionada, mandíbula con líneas suaves, cejas bien definidas, ojos almendrados trabajados en relieve y boca con labios llenos, ligeramente entreabiertos como si la escultura respirara. El cabello está formado por mechones ondulados bien diferenciados, que cubren las sienes y se enroscan sobre la frente, reflejando la naturaleza salvaje del sátiro.

Es un alivio exquisito, de alta calidad, que juega con las diferencias de volumen para sugerir profundidad espacial. Para ello, se aplica la técnica de schiacciato, que permite realzar los volúmenes y crear una ilusión tridimensional efectiva mediante mínimas variaciones en la profundidad del relieve tallado. Así, la cabeza aparece trabajada prácticamente en forma redonda, especialmente la cara, mientras que los hombros se dejan en forma de media figura y otros detalles, como las patas de la pantera en el manto, están tallados en un relieve mucho menor.

Los sátiros en Grecia eran seres mitológicos generalmente representados con una apariencia animalística, con patas y orejas de cabra o caballo, cuernos y cola, y frecuentemente con un aspecto ithyphallic. Sin embargo, en ocasiones, estos seres eran representados como jóvenes hombres hermosos, como en el caso del Sátiro Reposado de Praxíteles. Junto con las ménades, los sátiros forman la procesión que acompaña al dios Dionisio, aunque también pueden estar asociados con el dios Pan. Algunas tradiciones consideran a Sileno como el padre de la tribu de los sátiros. Los tres mayores de estos, llamados Marón, Lenaeo y Astraeo, eran iguales a su padre, y por ellos también eran conocidos como Silenos. Según algunas versiones del mito, habrían sido los padres de los sátiros, quienes serían, por tanto, los nietos de Sileno. Los tres Silenos formaron parte del séquito de Dionisio cuando viajó a la India y, de hecho, Astreo fue el conductor de su carro.

En Roma, el equivalente del sátiro era el fauno, criaturas del bosque con cuernos y pezuñas.
De cabra. Eran los hijos de Fauno, identificado con el griego Pan, el dios de los campos y bosques y protector de los rebaños, a los que hacía más fértiles y defendía de ataques de plagas. En otro aspecto, Fauno era considerado un dios profético que revelaba el futuro a través de voces escuchadas en los bosques o mediante sueños; a veces se le atribuía la responsabilidad de pesadillas nocturnas. Se le representaba con un carácter lascivo, persiguiendo constantemente a las ninfas de los bosques. Se pensaba que en ocasiones podía lanzar maldiciones contra los campesinos, por lo que se frotaban el cuerpo con ciertas hierbas protectoras.

La presencia de temas bacchicos en el contexto funerario romano es frecuente, ya que Dionisio une en su persona lo humano y lo divino, la mortalidad y la inmortalidad. Es el único olímpico con una madre humana, y experimentó la muerte siendo desmembrado por los titanes, aunque su naturaleza inmortal prevaleció. La vida y la muerte entran en tensión en su personalidad, y es él quien proporciona a sus seguidores la lisis, relajación y disolución del alma que libera el espíritu y funciona simbólicamente como una liberación del alma tras la muerte del cuerpo. Por eso, los temas vinculados a su figura y su culto eran especialmente adecuados para un espacio liminal, a medio camino entre el mundo de los vivos y el de los muertos, como el monumento funerario (fig. 3).

Bibliografía

- ELVIRA BARBA, Maestría en Artes. Arte y Mito. Manual de iconografía clásica. Flint. 2008.
- DE GRUMMON, E. “Imaginería bacchica y práctica cultual en la Italia romana”, en La Villa de los Misterios en Pompeya: Ritual antiguo, Museo moderno. Museo de Arqueología Kelsey y Museo de Arte de la Universidad de Michigan. 2000. pp. 73-83.
- KLEINER, D.E. Escultura romana. Yale University Press. 1992.
- KLINE, L.K.; ELKINS, N.T. El manual de Oxford sobre imaginería e iconografía romana. Oxford University Press. 2022.
- SEAFORD, R. Dionysos. Routledge. 2006.

Parallels:

Fig. 1 Relieve con sátiro y ménade. Imperio Romano, c. 27 a.C. - 68 d.C. Terracota, 45,1 x 49,4 cm. Museo Metropolitano, Nueva York, inv. 12.232.8b.

Fig. 2 Sarcófago con Bacchus y su séquito. Roma, h. 230-235 d.C. Mármol, 97 x 209 cm. Musée du Louvre, París, inv. LL 49; No. 540; Ma 1346.1.

Fig. 3 Frente del sarcófago con la procesión nupcial de Baco y Ariadna. Roma, siglo II d.C. Mármol, 53,5 x 219,5 cm. British Museum, Londres, inv. 1805,0703.130.






Notas:
La pieza incluye certificado de autenticidad.
La pieza incluye la licencia de exportación española.
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