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Escrito por Beulah | 15 de agosto de 2019
Cocodrilos hambrientos, niños escondidos y músicos de papel; el mundo de la animatrónica es salvaje, extraño y maravilloso. Como uno de los principales museos de la animatrónica (L’Art en Mouvement) ofrece su colección a subasta, colaboramos con nuestra experta en juguetes antiguos, Barbara Bieshaar, para echar un vistazo a la historia de esta forma de arte a menudo pasada por alto.
En su forma más sencilla: la animatrónica es el empleo de la mecánica para aportar características realistas a objetos inanimados. A menudo se hace referencia a los años entre 1860 y 1910 como la ‘época dorada de los autómatas’. Fue en esta época cuando surgieron fabricantes de pequeños autómatas por todo París. Estos talleres familiares producirían como churros pájaros mecánicos, marionetas, juguetes y otros autómatas.
Una innovación popular de este momento fueron las marionetas de papel, como este alegre violinista:
La fragilidad el papel y la pericia técnica requerida para fabricarlos han visto crecer el valor de estas marionetas. La experta en juguetes Barbara Bieshaar explica su atractivo: ‘[estas marionetas] se conocían como ‘tableaux animés’, o cuadros móviles. Desde la distancia parecen un cuadro convencional, pero de cerca se ve que hay un mecanismo que mueve algunas partes de la composición’.
También vale la pena señalar que estas marionetas adquirieron popularidad en una época en la que el debate humanidad contra máquinas (o potencial de la humanidad para convertirse en máquinas) era una cuestión central en nuestra cultura. La combinación del delicado papel y una mecánica robusta atraería al público tanto desde un punto de vista estético como psicológico.
Un muchacho, con los ojos sin parpadear, se oculta en un cesto y espera para saltar y sorprender a un transeúnte desprevenido. Tras décadas de películas de terror como ‘Chucky’, ‘Dolly Dearest (Jugando a Matar)’ y ‘Muñeco diabólico’, el público contemporáneo puede encontrar el niño escondido levemente inquietante. El público de finales del siglo XVIII, sin embargo, sí habría estado encantado con los movimientos casi reales y la sonrisa descarada de la marioneta.
‘Este tipo de juguete no estaba disponible para los niños normales; solamente para unos pocos afortunados’, cuenta Barbara. ‘Como el proceso de producción era muy laborioso y lento, la mayoría de niños solamente podían ver modelos como ‘el niño oculto’ en el teatro o en un escaparate’. La escasez de estas marionetas hacía que fueran un artículo caro en el siglo XIX, y tal tendencia continúa hoy. Los ejemplares bien conservados como este están muy buscados por los coleccionistas, y tienden a merecer un precio igualmente alto’.
Actualmente, la mayoría de nosotros encontramos animatrónica en la gran pantalla o en parques temáticos. Disney fue uno de los primeros en emplear marionetas autómatas; tanto en Mary Poppins (¿recuerdas el pájaro que canta ‘A Spoonful of Sugar’?) como en Disney World, por donde Lucky, el dinosaurio autómata deambula libremente. No obstante, utilizar la animatrónica para acercar al público a animales inusuales, peligrosos o incluso extintos, no es algo nuevo.
Barbara: ‘Los animales son ideales para la animatrónica, ya que son atractivos en muchos sentidos. Son muy interesantes y misteriosos en ciertos aspectos y también porque ¡es simplemente interesante ver un cocodrilo realista y que se mueve como uno de verdad!’
Desde el origen de la animatrónica, los museos han ido haciendo un buen uso de esta forma de arte para abrir los ojos y expandir los horizontes del público visitante. Este hambriento cocodrilo procede de La Galerie Musée L’Art En Mouvement, en el sur de Francia. El museo vende su colección de figuras animatrónicas y está claro que los animales salvajes (incluyendo avestruces, cocodrilos, tigres, leopardos y camellos) eran populares.
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Actualmente hay figuras de L’Art En Mouvement a subasta en Catawiki. Visita la subasta y puja, o echa un vistazo a otras de nuestras subastas de juguetes.
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