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Escrito por Tom | 11 de septiembre de 2020
Continuando nuestra serie dedicada a vendedores en la que describimos el perfil de algunos de nuestros vendedores más inspiradores, hemos visitado a Thomas Eyck en Frisia, Países Bajos, para averiguar cómo su innovador enfoque sobre la edición de diseño ha encontrado un lugar en Catawiki.
Frisia, Países Bajos, es sin duda uno de los entornos más bucólicos del país. Mientras conducimos por el campo, el débil resonar de cencerros y un sinfín de extensos pastos nos saludan por todas partes. Frisia, famosa por ser donde está Leeuwarden, antigua Capital Europea de la Cultura, es también donde se encuentra una de las figuras del diseño más singulares del país: el editor Thomas Eyck.
‘Soy editor de arte. Pero la gente en los Países Bajos simplemente no lo entiende como concepto’, se ríe Thomas mientras nos sentamos fuera de su granero transformado que ahora funciona como su casa y su estudio de arte. ‘Si digo que soy editor, la gente inmediatamente piensa que publico libros. Y es así porque soy el único que trabaja de esta manera aquí en los Países Bajos. Pero hay sin duda sitio para que más gente haga lo que hago, que realmente es contar una historia sobre lo que te gusta’.
Es cierto que el término editor de diseño no forma parte del lenguaje cotidiano, pero la firme confianza y la pasión de Thomas me han convencido de que debería serlo. Su estudio y casa, donde vive con su esposa y su perro LouLou, es una celebración de todo en lo que ha trabajado y de todos aquellos con quienes ha trabajado.
Thomas vive con su esposa y su perro Loulou en un granero transformado
Por boca de cualquier otra persona, podría haber tenido que mirar dos veces, pero el enfoque idiosincrásico de Thomas sobre su trabajo y su entusiasmo hacen que la situación sea totalmente creíble. De hecho, seguir el ritmo electrizante que marca cuando habla de sus piezas de diseño y de los numerosos artesanos con los que ha trabajado cuenta una historia de por sí y explica por qué los diseñadores disfrutan trabajando con él.
‘No soy diseñador’, dice con seguridad. ‘Encargo piezas y compro las que me gustan, pero el diseño con el que trabajo es diferente en cada ocasión. Cuando me fijo en el diseño, no me interesa el estilo, sino solamente la calidad. Y esa es la clave. Cuando encargo una pieza, quiero sacarle el máximo provecho a la habilidad de los creadores. Nunca le diré a un diseñador o a un artista que quiero un jarrón, una lámpara o una silla. Puedo decidir el tamaño de la pieza, pero eso es todo, porque me temo que, si pido que hagan un jarrón, se alejarán de una idea fantástica para una lámpara’.
Uno de los beneficios de trabajar de esta manera es la libertad con la que cuentan tanto él como los diseñadores. La mayoría de las empresas de diseño se basan en la representación de un diseñador. Y no me gusta porque, si un diseñador hace algo que no te gusta, tienes que venderlo porque le representas. No quiero mentir ni fingir para vender algo con lo que no estoy comprometido. Ahora tengo 56 años y quiero sentirme entusiasmado con mis objetos y mi trabajo. Creo que si me entusiasma un objeto, realmente lo captaré, y eso siempre llega a los compradores.
En cuanto a la forma en la que las galerías trabajan con actualmente los diseños, Thomas piensa que pronto podría ser cosa del pasado. 'El problema en la manera de funcionar de las galerías es que muestran objetos y, cuando los venden, el artista recibe una comisión. Pero cuando a un artista le va muy bien y le invitan a trabajar en otra galería en otro lugar, el artista se irá porque le supone una mayor visibilidad. No tengo ese problema; no están atados a mí’.
El camino de Thomas está ligado a su infancia. Creció en Limburgo y su padre fue el primero en llevar el arte a su vida.
‘Mi padre coleccionaba arte a gran escala, por lo que muchos artistas y escultores visitaban nuestra casa’, dice Thomas con nostalgia. ‘Creo que fue algo muy importante para mí. Aprendí en esa época a echar un vistazo más de cerca a un objeto porque siempre hay algo más en él’.
El diseño y el mundo que ocupaba eran un interés latente que fue creciendo gradualmente a medida que Thomas crecía. Cuando terminó su licenciatura en arquitectura, algo hizo clic. 'Descubrí que iba de camino a tener una vida muy convencional', dice Thomas pensativamente. 'No era lo que quería; yo quería arte y diseño'.
Si avanzamos rápido unos años, Eyck ya se encontraba lanzando su primera colección en el Salón de Milán, una de las ferias de diseño más prestigiosas. Terminó vendiendo 150 piezas en su primera muestra. No está mal para alguien que, hasta ese momento, pensaba que el diseño podría ser un posible camino profesional para él.
Sentados fuera, tomando café de un juego de pequeñas pero elegantes tazas de cerámica, divagamos sobre el tema de Catawiki. En un año Thomas ha pasado de ser un vendedor nuevo a tener una subasta propia; un indicador de su atractivo. Pero empezó en Catawiki como comprador.
'Cuando descubrí Catawiki por primera vez, me faltaban algunos cubiertos en mi colección, y me enredé pujando por ellos. Empecé a pujar por algunos artículos más hasta alrededor de junio de 2019. Pensé en vender un libro que normalmente se vendía por 49 euros, pero logré venderlo por 80. ¡Y pensé que era algo increíble!'
Después de vender varias piezas en Catawiki, un experto en diseño se puso en contacto con él para la posibilidad de hacer una subasta de Thomas Eyck.
Estaba convencido de que no funcionaría, de que sus piezas no se venderían en los Países Bajos. 'Me dijeron que no me preocupara, así que en octubre pasado hicimos la primera subasta de Thomas Eyck con alrededor de 50 lotes. Les dije que, si conseguíamos 5000 €, ya estaría contento. Llegamos a los 11 000 €. Realmente no me lo podía creer'. Thomas hizo otra subasta poco después consiguiendo otros 8000 €. En ese momento 'te vuelves un poco adicto' dice.
Cuando empezó la pandemia del coronavirus y los vendedores de Thomas comenzaron a cancelar sus pedidos, recurrió a Catawiki. Pronto se convirtió en el canal que mantuvo su negocio en funcionamiento.
'Afortunadamente, me fue muy bien en la feria de París Maison&Object. Pero, cuando estalló el coronavirus, todos mis clientes habituales cancelaron sus pedidos porque tenían que cerrar sus tiendas'. Fue entonces cuando Thomas decidió aumentar sus ventas en Catawiki. 'Hacemos una cada tres semanas, y ahora Catawiki representa el 12 % de mis ventas totales. He conseguido un 20 % más que en las mismas fechas del año pasado'.
La casa de Thomas es una encarnación de su trabajo. La flota de cojines en forma de paloma es obra de Christien Meindartsma y ahora forma parte de la colección Eyck. La exposición decorosa de escarabajos caleidoscópicos en la pared surgió de un encuentro casual en una muestra de arte en Róterdam.
'Todos estaban colgados en la pared, y simplemente ya no podía concentrarme en mis cosas. Me conmovió el poder de los escarabajos. Los compré todos. La semana siguiente eran exclusivos de mi colección. Pensaron que estaba completamente loco', se ríe Thomas.
Este es el atractivo de Thomas: crea una colección que le encanta y que no se puede categorizar fácilmente en términos de estilo o como algo decorativo o funcional porque no necesita serlo. La buena artesanía ha sido la clave de su éxito.
‘[Los artículos] son preciosos y están bellamente realizados. La distinción entre arte y diseño no me molesta. Si crees que algo es arte, es arte; si crees que es diseño, entonces lo llamas diseño. Pongamos como ejemplo algunos jarrones que tengo en mi colección: valen tres, cuatro, cinco mil euros. La gente dice: 'podría comprar un jarrón bonito por 25 euros’. Y yo diría: 'Sí, es cierto. Pero se trata de un jarrón diferente. Si no lo sientes, no lo puedes explicar’.
Para Thomas, el proceso de creación y todas las personas implicadas hacen que su forma de trabajar valga la pena. ‘Cuando diseño una pieza, no se trata únicamente del objeto; es la historia. Se trata del contacto con los diseñadores, las etapas, de todas las piezas que lo unen todo’.
‘Cuando tenía 22 años, no tenía la conexión con el arte que tenían mis padres. Es algo que encontré en el diseño, que es el idioma que hablo. El diseño me puede hacer ser emotivo. Por supuesto, no son más que objetos y la salud es mucho más importante que una preciosa lámpara en una habitación. Pero me alegro de poder disfrutar mirando las cosas y pensando en lo bellas que son. El diseño me hace sentir más de lo que pensé que pudiera sentir. En la vida hay cosas más importantes, pero con mayor frecuencia la felicidad se encuentra la en las cosas pequeñas’.
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