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Escrito por Tom | 30 de septiembre de 2020
Puede que este no sea un año para celebrar, pero las fiestas existieron en su momento, aunque ahora parezca que fuera hace una eternidad. De hecho, las fiestas y las bebidas que las acompañan han sido parte de la vida cotidiana durante miles de años. Las antiguas culturas del mundo eran partidarias de las reuniones para tomar una copa y tener un poco de libertinaje. Le hemos pedido al experto en arqueología Peter Reynaers que nos ayude a explorar la cultura del beber y de la fiesta de la Antigua Grecia a través de algunos hallazgos arqueológicos que han sobrevivido.
Cuando se estudian las culturas antiguas, es fácil pasar por alto que las celebraciones fueran una parte importante de la vida cotidiana. Al fin y al cabo, conocemos a los antiguos griegos por su filosofía y su fascinación por lo celestial.
Pero, según Peter, se sabe menos sobre sus tendencias más hedonistas. ‘Tenemos, por ejemplo, rituales como los misterios dionisíacos de la Antigua Grecia. Un culto al dios de la cosecha del vino –Dionisio o Baco– en el que los participantes bebían hasta caerse, por así decirlo, como una forma de dejar que el dios los poseyera’. Otro ritual en Grecia, conocido como los misterios eleusinos, celebraba la historia de Deméter y Perséfone, en parte bebiendo ciceón, una bebida que se hacía para esta ceremonia con un hongo que contenía propiedades psicoactivas. La intención era aumentar la experiencia vital y superar el miedo a la muerte.
Aunque algunos rituales estaban reservados para unos pocos elegidos, hay artefactos adicionales que demuestran que la juerga no era de ninguna manera un asunto privado.
No puede haber fiesta sin un recipiente adecuado para beber y, en algunos casos, sin el juego correcto. Si en los años 90 había el juego de la botella, los antiguos griegos tenían el cótabo (κότταβος en griego antiguo). Para jugar se necesitaba una cílica. ‘La cílica es una copa de bandas, o copa para beber vino, del siglo VI a.e.c.’, explica Peter. ‘Este recipiente está pintado de negro sobre rojo, una técnica que era común entre los siglos VII y V a. e. c. y que dio lugar a un número significativo de artistas identificables. En la vasija se pueden encontrar sátiros y ménades, seguidores de Dionisio, el dios de la alegría y la bebida’.
En cuanto al juego del cótabo, las reglas eran bastante sencillas. ‘Simplemente se tenían que lanzar los últimos restos de vino de una copa hacia un objetivo —habitualmente un disco metálico colocado sobre un soporte grande, de modo que el disco se agitara, o un disco flotando en vino hasta que se hundiera’, explica Peter. Los ganadores normalmente recibían otra bebida, pero el premio en estos días es en realidad encontrar una copa en buen estado. ‘Algo notable sobre las cílicas es la forma en que se encuentran. Los arqueólogos suelen encontrarlas con sus asas rotas porque se empleaban en este jueguecito’.
Los antiguos griegos también tenían una palabra diferente para las fiestas. Se conocían como simposios (banquetes o fiestas para beber), y en cualquiera de estas reuniones era seguro encontrar un recipiente para beber llamado crátera. ‘El término 'krater' sugiere un recipiente para mezclar y se puede comparar con la palabra griega kerannumi, que significa mezclar. Sabemos que el vino servido en el simposio o banquete se mezclaba con agua porque sin diluir era visto como algo demasiado pesado e incivilizado’. Esto dice mucho sobre la visión que tenían los griegos de los romanos y su cultura del beber, pues eran conocidos por beber vino sin diluir. Los griegos incluso tenían un sistema de dilución, determinado por el tipo de ocasión. Para conversaciones más largas y significativas, se mezclaba vino con agua en una proporción de 1:3. Para momentos más animados era de 1:2, y si la intención era emborracharse, 1:1. Este último caso, no obstante, estaba bastante mal visto.
Los registros sugieren que las cráteras se colocaban en el centro de la fiesta para que todos tuvieran acceso a ellas. En tanto que recipientes grandes, cuando se llenaban pesaban mucho, por lo que tenía sentido cerciorarse de que los juerguistas ebrios pudieran llegar a ellas fácilmente. ‘En cualquier simposio se designaba un participante para que determinara la proporción de vino por agua’, cuenta Peter. ‘También decidían cuándo cambiaba a medida que la fiesta avanzaba y con qué frecuencia se rellenaban las copas. No obstante, este trabajo conllevaba responsabilidad, ya que tenían que asegurarse de que la fiesta no se estropeara convirtiéndose en un caos etílico’.
La mayoría de cráteras tenían un diseño específico y nos dan una idea de cómo se valoraban las celebraciones en la Antigua Grecia. Los arqueólogos han descubierto vasijas de estas en tumbas a lo largo del Mediterráneo, a veces empleadas como recipientes para los difuntos. La celebración continúa incluso en la tumba. ‘La mayoría de vasijas se decoraban con escenas de simposios, como esta en la que se representa una escena de un komo – una escena con personas semiebrias tras un simposio’, dice Peter. ‘Descubrir objetos como estos nos ayuda a ver por qué la Antigüedad es a veces mejor que la actualidad. Es una fuente inagotable de inspiración y lecciones sobre cómo vivir, incluso en los lugares más inesperados’.
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