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Escrito por Marta | 26 de noviembre de 2020
Todos estamos familiarizados con los colores tradicionales del invierno y cada año decoramos nuestros hogares para aportar calidez y comodidad a los días más oscuros del año. Pero estos colores son algo más que unas bonitas opciones: tienen una larga historia dentro de las celebraciones invernales. Le hemos pedido a nuestro experto en diseño Alexander Fahl que nos hable sobre la función de la paleta de colores clásica del invierno y nos diga cómo crear una combinación de interiores inspiradora para acabar el año con estilo.
Verde, rojo, blanco, oro y plata son los colores tradicionales del invierno y son los que llevamos a nuestros hogares año tras año. Pero más allá de sus guiños al follaje invernal —verde de los pinos y rojo de las bayas de acebo—, también tienen un valor histórico.
Contrariamente a lo que se podría pensar, la tradición de decorar la casa para las festividades de invierno se remonta a la época del Antiguo Egipto. En las fiestas de invierno los egipcios solían poner ramas de palmera dentro de sus hogares para celebrar el renacimiento del sol. Es posible encontrar tradiciones de pleno invierno también en las culturas romana, nórdica y germánica mucho antes de que el cristianismo se extendiera por Europa y transformara las celebraciones del solsticio de invierno en la Navidad.
En cuanto a los colores utilizados en la decoración, su significado y función varían según sus raíces en diferentes épocas históricas, religiones y culturas. La tradición de emplear blanco tiene sus orígenes en el cristianismo, donde es un símbolo de pureza y de Cristo.
El oro y la plata, por otra parte, han desempeñado un papel clave durante siglos en las religiones paganas que veneraban el sol y luna. En las celebraciones del solsticio de invierno, los dioses que representaban a las fuerzas de la naturaleza eran honrados con suntuosas fiestas y rituales que incluían sacrificios de ganado. La asociación de colores a antecedentes culturales puede ayudar a explicar por qué en la época contemporánea el blanco se utiliza en diseños minimalistas y en una decoración sin adornos, mientras que el oro y la plata a menudo se combinan con suntuosas reliquias y muebles ornamentales.
Blanco, plata y oro son colores complementarios no únicamente en su trasfondo histórico y cultural, sino también en sus fines decorativos. El blanco aporta la quietud fría de los días de nieve, mientras que los otros dos colores dan luz y calidez a cualquier combinación de colores. ‘La tríada de colores dorado, plateado y blanco evoca una escena navideña invernal con hielo, nieve y luz de velas’, dice Alexander.
Crea una ilusión de hielo y nieve con materiales como el mármol, la cerámica y tejidos suaves como la lana, o imita la calidez de la luz de las velas empleando cristal, metal, vidrio, oro y plata, también unos excelentes materiales para refractar la luz.
El objetivo a la hora de decorar con este trío de colores es mantener siempre el equilibrio. Apuesta por un balance entre lo cálido y lo frío, entre la simplicidad y la opulencia. ‘Para crear un ambiente fresco, luminoso pero cómodo e incluso exquisito, utiliza opulentos objetos antiguos de plata, oro y bronce’, dice Alexander. ‘Deberían contrastarse o sustentarse, si se quiere, con piezas de diseño moderno puro y simple’.
Entre los artículos opulentos de oro y plata se incluyen antigüedades, lámparas ornamentales, candeleros, juegos de té, vasos de cristal y cuberterías. Por otra parte, una decoración blanca sencilla puede incluir elementos más modernos, como sillas de diseño, mesas, esculturas contemporáneas, arte, jarrones y platos de cerámica. Por lo tanto, es posible conseguir el equilibrio combinando estilos suntuosos con muebles de diseño minimalista o viceversa. Y no hay que olvidarse de mezclar adornos antiguos y nuevos para obtener una estética contemporánea que rinda homenaje a la historia.
Un ejemplo particularmente bueno de opulencia y calidez son las lámparas ornamentales, como una lámpara de araña de bronce dorado, que es un elemento básico de decoración antigua. Para sustentar este aspecto excéntrico tenemos la mecedora Eames, una sencilla pieza de diseño moderno que da lugar a un espacio con un estilo alpino. Del mismo modo, para decorar con muebles vintage dorados o plateados, prueba con un conjunto de sillas estilo Luis XVI y opta por una alfombra bereber sencilla blanca debajo de ellas.
En última instancia, no obstante, lo importante en cualquier decoración de invierno es que te haga feliz, dice Alexander. ‘A algunos les puede gustar el glamour, otros pueden preferir el diseño minimalista y a otros les encantan las combinaciones salvajes. Pero siempre hay que crear una atmósfera luminosa e inspiradora que nos haga sonreír’.
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