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Escrito por Tom | 17 de diciembre de 2020
La radio ha desempeñado un papel integral en la historia mundial, tanto a nivel político como personal. El sonido chirriante de las retransmisiones radiofónicas ha sido algo estimulante –tanto una fuente de noticias de última hora como el sonido de una cómoda familiaridad. El inicio de la era digital y la aparición de televisión y el vídeo amenazaron con alterar la posición de la radio en el panorama de los medios modernos. Pero se ha mantenido fuerte con un nuevo aumento en el consumo de formatos sonoros y en el número de audiófilos y coleccionistas de radios, especialmente en 2020, cuando más gente ha acudido a ella ante la pandemia. El experto en hi-fi y equipos de sonido Ariel Cabello explica por qué aún no hay nada como la radio.
Aun cuando el concepto ya se había descubierto, ser capaz de hacer una retransmisión transoceánica fue uno de los mayores logros en las comunicaciones, cuando no el más grande. No sabemos qué habría pasado si no hubiera sucedido, pero sospecho que si Marconi no lo hubiera hecho, lo habría hecho otra persona. Llevó a plantear todo un nuevo mundo de preguntas y posibilidades en las comunicaciones y cambió la manera de comunicarnos. Poder hablar con alguien del otro lado del mundo es algo que habíamos dado por sentado hasta que la pandemia nos golpeó, pero en el momento de su creación, la radio revolucionó la forma de vivir de la gente.
En mi opinión, ninguna forma de comunicación se ha acercado a la simplicidad, la franqueza y la compañía propias de la radio. La televisión ha sido una gran competidora, pero jamás ha desplazado a la radio en términos de comunicación social.
El auge de los pódcast ha sido un recordatorio de que no necesitamos mucho para hacer o disfrutar de una emisión; con un buen contenido, buena música y unas habilidades tecnológicas básicas es más que suficiente. A medida que nos acostumbramos a escuchar pódcast, accedemos a algo que ya conocemos y nos resulta familiar, como los programas de radio.
Es una pregunta difícil. En términos de audiencia, hay una competencia real entre la radio y los pódcast. Pero como el medio es el mismo para ambos, y el espacio para la creatividad y la calidad de los contenidos es también muy abierto, creo que es una competencia que beneficia al oyente.
Creo que cualquiera que se haya enfrentado a la soledad y el aislamiento durante el confinamiento ha encontrado algo parecido a la amistad y el consuelo en la radio. Casi ha sido una sustituta de la buena compañía y de algo de diversión.
Hay un halo misterioso que rodea al sonido de la radio. No sé si hay alguien que lo haya definido ya, pero sospecho que tiene mucho que ver con la sensación de ausencia. La radio es una mezcla de palabra hablada y música, algo que hace que sea una compañía de fondo que es difícil de reproducir.
Por supuesto, hay elevados niveles de calidad en las retransmisiones (emisoras de radio) y en los receptores (miniradios, radios de cocina, radios de válvulas. sintonizadores hi-fi, amplificadores, etc.). Puede ser algo tan malo como la AM debajo de un puente o bien una completa y cálida FM a través de una amplificación increíble y unos altavoces con un sonido increíble, pero en ningún caso se aparta de esa misteriosa cortina de compañía y sonido.
La radio como medio de comunicación es todo lo básica y fiable que puede ser. Incluso más, pues es un objeto directo que cualquiera puede gestionar, (casi) en cualquier circunstancia. De esta forma también podemos decir que, como dispositivo y medio, la radio es integradora y es un medio para la igualdad.
En ella hemos oído el final de la guerra y escuchamos la retransmisión de ‘La guerra de los mundos’. También escuchamos a Queen en directo en el estadio de Wembley en 1986. Ha estado siempre con nosotros y se adapta. La radio siempre tiene una manera de mantenerse viva.
Como objeto, me encanta su diseño. En cuanto a funcionalidad, es el sonido cálido y estético de baja fidelidad, especialmente en las radios de válvulas, y concretamente en las de estilo Art Déco. Como oyente, la compañía y la sensación de no saber quién hay al otro lado hablándole al aire. Como presentador, hablar en la radio es una experiencia increíble; preparas el programa, la música, la publicidad, las entrevistas, el sonido, la parte técnica, y pasas a emitirlo.
Podríamos hablar eternamente sobre su compañía, las innovaciones tecnológicas o sobre su historia y relatos, pero el hecho es que hasta ahora la radio está derrotando a las estrellas del vídeo.
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