Escrito por Tom Flanagan | 1 de noviembre 2024
Cuando la corte del duque de Clarence se reunió para celebrar un banquete en 1454, pocos de los invitados podían predecir lo que iba a ocurrir. En el gran salón del banquete, la mesa estaba puesta y en su centro había una extravagante tarta. La leyenda culinaria cuenta que, al partir la tarta, estalló una nube de mirlos vivos, lo que creó un espectáculo visual para los asistentes.
Si bien la fecha y la ocasión exactas varían en los textos medievales, se trata de un ejemplo temprano de tarta sorpresa, un truco decorativo de las celebraciones que le encantaba a la realeza europea y que se popularizó durante los siglos XVI y XVII. El pastel sorpresa era a menudo un centro de mesa ornamental no comestible en el que ocultaban desde animales vivos hasta trovadores. En una ocasión memorable, un enano llamado Jeffrey Hudson —más tarde conocido como el enano de la corte— emergió de una tarta en un banquete para el rey Carlos I.
Aunque la tarta sorpresa era una novedad para impresionar a los invitados, reflejaba la fastuosidad y el espectáculo que formaban parte de la mesa navideña, lo que demuestra lo mucho que han cambiado las tradiciones y la decoración. La pompa y la ceremoniosidad de las Navidades históricas han dado paso a una mesa moderna que valora más la moderación que la ostentación.
“La mesa en Navidad ha pasado de ser una celebración principalmente aristocrática, concebida para festejos públicos, a un banquete familiar popular que se da en casi todos los hogares occidentales”, dice Robin Goyeux, experto de la categoría de cocina y comedor en Catawiki. ”En la actualidad, la mesa navideña es más sencilla, pero sigue siendo un escenario festivo. Algunos elementos, como los elaborados centros de mesa, han desaparecido en gran medida. Estos podían ser grandes cestas de plata o porcelana con flores, frutas o adornos colocadas en el centro de la mesa”.
Vincenzo Campi, “Cocina”, 1580, óleo sobre lienzo, Pinacoteca di Brera, Milán
Jarras rompecabezas y tijeras para uvas
Si las fiestas navideñas en el pasado consistían tanto en divertirse como en comer, la elección de la cubertería así lo reflejaba. La Inglaterra de la época victoriana era partidaria de la fantasía en la mesa, y por eso se crearon objetos como la jarra rompecabezas o el plato con truco. Estas piezas de cerámica tenían compartimentos ocultos o aberturas trucadas que retaban a los comensales a averiguar cómo beber de ellas sin derramar nada. Estos objetos daban un toque lúdico y ameno a las comidas navideñas formales.
Si bien estos artículos son menos comunes en la actualidad, algunos utensilios de mesa han persistido. Por ejemplo, aún se utilizan cubiertos especializados como cucharas de servir (había una cuchara específica para cada cosa, incluso para las fresas), pinzas para el azúcar y tenedores de pescado (utilizados para apartar las espinas de la carne). También había objetos más lujosos, como salseras con forma de cisne, bandejas de plata para quesos y tijeras para uvas bellamente decoradas.
Aunque los costumbres victorianas en la mesa puedan parecer excesivos ahora, Goyeux explica que la evolución de la cultura gastronómica ha permitido que algunas de estas piezas perduren. “Desde el siglo XIX, el número de platos de una comida se ha multiplicado, por lo que la cubertería se ha adaptado a cada tipo de plato”, afirma. “También se ha ido simplificando todo. En aquella época, la cantidad de cubiertos y utensilios para servir —empleados en un orden preciso— podía abrumar fácilmente a cualquiera que no estuviera familiarizado con los rituales burgueses”.
La mesa navideña en la actualidad
La mesa navideña moderna es mucho más accesible, aunque sigue siendo un gran acontecimiento. “Hemos pasado del servicio a la francesa, en el que los platos se servían todos a la vez como en un bufé, al servicio a la rusa, en el que los platos se van sirviendo de manera sucesiva”, explica Goyeux.
Para conseguir un estilo contemporáneo, Goyeux recomienda que la mesa refleje la decoración de la época del año. Afortunadamente, muchas marcas han sabido aprovechar la demanda de artículos para la mesa festivos, lo que facilita la selección de los elementos esenciales: “Para empezar, elige una vajilla bien elaborada”, sugiere Goyeux. “Ya sea una moderna y colorista de Hermès, un antiguo juego de porcelana de Bernardaud, de Limoges, o una vajilla clásica de Pont-aux-Choux de loza de Gien, la clave está en mezclar lo antiguo y lo nuevo.
“Añade cubiertos Christofle y combina lo antiguo y lo moderno con un servicio de estilo art déco ‘América’ diseñado en 1933 por Luc Lanel, el clásico y elegante modelo ‘Villeroy’ de estilo Luis XIV, o el precioso modelo Talisman decorado con laca china de colores. Complementa la mesa con una panera art déco con asas de ébano de Macassar y un elegante jarrón ‘Cardinal’ diseñado por Lino Sabattini, también de Christofle. Por último, un par de candelabros siempre quedan bien en la mesa de Navidad para iluminar el conjunto y aportar calidez”.
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Tradición con un toque moderno
Fusionar elementos clásicos y contemporáneos es clave a la hora de preparar la mesa para la Navidad. Además de una vajilla atemporal, puedes incorporar algunos toques inspirados en tradiciones de la realeza. Por ejemplo, mantelería de lino planchada, servilletas de tela y varias copas —una para el agua y otra para el vino (la de vino a la derecha de la de agua)—, así como posavasos, posacuchillos y salvamanteles para aportar un toque decorativo.
También puedes incluir platos de pan con cuchillos de mantequilla y, por supuesto, un centro de mesa: flores frescas o motivos vegetales de temporada, como acebo o ramas, que aportan una textura natural. Si quieres ir a por todas, puedes incluir tarjetas individuales para cada invitado y bajoplatos, que dan personalidad y crean un conjunto estético coherente. Aunque es un detalle pequeño, la etiqueta tradicional dicta que debe haber un salero y un pimentero para cada 2-4 personas, y siempre deben estar e ir juntos.
Un carácter especial
Para Goyeux, la clave está en el equilibrio entre los esfuerzos adicionales y dar prioridad a lo que realmente importa. “La mesa navideña actual tiene mucho más que ver con reunirse en familia en torno a una buena comida que con demostrar prestigio”, afirma. “La celebración de la Navidad se ha vuelto más inclusiva y las costumbres se han simplificado, pero el espíritu festivo, los adornos y las vajillas especiales que solo utilizamos unas pocas veces al año siguen teniendo su sitio”.
Añadir objetos de plata de marcas como Christofle o un plato navideño danés puede realzar sutilmente la ocasión. No es necesario que estas piezas sean ostentosas: una champanera Sully o un jarrón vintage de Lino Sabattini pueden crear un efecto escultural. Incluso la propia cubertería, como un juego de Villeroy con guiños a estilos históricos, puede aportar un toque de elegancia. El objetivo de cualquier mesa es disfrutar de una sensación de lujo, ya sea a lo grande o a pequeña escala, y crear algo que resulte especial.
Esta es también la filosofía de Goyeux. “Personalmente, creo que la mesa en Navidad es una oportunidad para montar un espectáculo exhibiendo los objetos más bonitos de manera abundante”, dice. “Cristalería para todas las bebidas, jarras de cristal, fuentes, salseras, saleros, paneras... todo vale en Navidad”.
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