Obra del arte del artista Alberto Ricardo, realizada en la técnica Impresión Giclée, sobre lienzo profesional de alta calidad, 100% algodón, máxima resistente a manipulación y agentes exteriores de la marca Eco Canvas Roma Glossy, satinado. Garantizamos un producto duradero y de calidad visual. Dimensión de 65 x 100 cm de pintura con 5 cm de profundidad. Edición limitada 1/5 firmada a mano en la parte frontal. En el dorso de la pieza podrá encontrar los datos sobre la obra. El envío se realizará a través de la Cia. United Parcel Service (UPS), para España y Europa, y a través de la Cia. Fedex para el resto del mundo. La obra irá enrollada y estará protegida mediante varias capas de embalaje, nailón burbuja y colocada en un tubo resistente. Una vez pagada la obra, se requieren tres días para el proceso de embalaje y entrega a la compañía de envió. La pieza le llegará al termino de diez días, según el país de destino. En esta obra cálida y evocadora, el legendario Mercedes-Benz 300 SL Gullwing se detiene frente a la majestuosa Torre Eiffel bajo la luz dorada de un atardecer parisino. La imagen no solo representa el encuentro entre dos íconos —uno alemán, otro francés— sino que también celebra la sofisticación, la ingeniería y el arte como valores eternos. El automóvil protagonista es el Mercedes-Benz 300 SL “Gullwing”, producido entre 1954 y 1957. Este modelo es considerado uno de los coches más bellos e innovadores del siglo XX, tanto por su diseño como por su ingeniería. El apodo “Gullwing” (alas de gaviota) proviene de sus icónicas puertas que se abren hacia arriba, una solución técnica a su chasis tubular. Su motor de seis cilindros en línea con inyección directa, una primicia en autos de producción, entregaba 215 CV, permitiéndole superar los 240 km/h: cifras espectaculares para la época. Este coche no solo era rápido y exclusivo: era una obra de arte con ruedas. Elegido por estrellas, pilotos y coleccionistas, se ha convertido en un símbolo absoluto del lujo clásico alemán. La escena está trabajada con una estética romántica y pictórica, donde los tonos dorados del cielo y las sombras largas crean una atmósfera nostálgica, como sacada de una postal soñada. El pavimento empedrado, las hojas de los árboles, y la silueta delicada de la Torre Eiffel añaden una carga emocional casi cinematográfica. La paleta de colores —dominada por amarillos, ocres y verdes apagados— baña al coche en una luz cálida, como si el sol mismo lo hubiese esculpido. El artista consigue un equilibrio perfecto entre el objeto mecánico y el entorno poético, transformando una escena urbana en un homenaje visual al buen gusto y a la historia. La imagen encarna la fusión perfecta entre historia, tecnología y un estilo de vida inigualable. En el centro de esta narrativa visual se encuentra un icónico Mercedes-Benz 300SL Gullwing, símbolo indiscutido de la ingeniería y el diseño automovilístico de los años 50. Este modelo, reconocido por sus puertas de “ala de gaviota” y su innovador sistema de inyección directa de gasolina, marcó un antes y un después en el mundo del automovilismo. Con una producción limitada y líneas que denotan elegancia y deportividad, el 300SL se ha consolidado como uno de los coches más coleccionables y codiciados por los amantes de los automóviles clásicos. Su historia se entrelaza con el auge de una era en la que la innovación se vestía de arte, y su presencia en cualquier exposición se traduce en un manifiesto de estilo, sofisticación y pasión por la excelencia mecánica. En este contexto, la imagen no se limita a retratar una máquina; trasciende para evocar el lujo y el glamour en cada uno de sus detalles. La composición es armoniosa y cuidada, jugando con una paleta de colores que combina tonos profundos y metálicos con matices cálidos, lo cual potencia la atmósfera de distinción y exclusividad. El tratamiento de la luz, que resalta de forma sutil los reflejos y la curvatura del coche, se funde con una pincelada artística que recuerda al óleo, generando una sensación de dinamismo y atemporalidad. La meticulosa disposición de los elementos -el coche, su entorno minimalista y los detalles decorativos de fondo- crea un equilibrio visual que invita al espectador a apreciar no solo la ingeniería de una leyenda automotriz, sino también la maestría con la que se ha construido esta obra de arte.