Catawiki actualiza constantemente su tecnología. Actualmente, estás utilizando un navegador obsoleto. Para optimizar tu experiencia de navegación, actualiza tu navegador.
Puedes configurar tus preferencias de cookies utilizando los botones de abajo. Puedes actualizar tus preferencias, retirar tu consentimiento en cualquier momento y ver una descripción detallada de los tipos de cookies que usamos nosotros y nuestros socios en nuestra Política de cookies.
Escrito por Thomas | 8 de febrero de 2019
Para el Día de San Valentín, este año hemos decidido hacer lo que mejor se nos da: celebrar el amor que compartimos por los objetos únicos y difíciles de encontrar. Para ello les hemos hecho un par de preguntas a algunos de nuestros expertos, vendedores y usuarios sobre qué les emociona. Hoy nuestra experta en arte asiático Cristina Ortega comparte su historia sobre cómo encontró el verdadero amor en el arte chino y japonés.
La pasión de Cristina comenzó cuando no era más que una niña. ’Cuando tenía nueve años visité por primera vez Chinatown en San Francisco. Recuerdo todos aquellos olores, colores diferentes y su arquitectura. Fue algo muy mágico para mí. Mi padre solía ir a casas de subastas, y desde mi viaje a San Francisco le fui preguntando constantemente si podía ir con él. Me fascinaba la variedad de la porcelana china y los bellos colores de los esmaltes. No pasó mucho tiempo hasta que empecé a disfrutar también yendo a la caza de tesoros. ¡La emoción de no saber qué me iba a llevar a casa era probablemente mi mayor alegría!’
’Veo mi pasión por las antigüedades como una adicción sana. Es una búsqueda continua de artículos nuevos y conocimientos. ¡Y nunca se acaba! ¡Incluso cuando estoy de vacaciones tengo que buscar algo nuevo!’
Cuando le preguntamos a Cristina qué artículo es el que más le gusta, lo pasó mal tratando de elegir solamente uno. ’Mi pasión no es necesariamente por los objetos en sí, sino más bien por el tipo de historia que llevan consigo. Prefiero piezas que sencillamente me desconcierten. Algunas llevan años en mi casa. Simplemente las conservo aun no sabiendo exactamente qué son. Paso horas, días y a veces incluso años para averiguar la historia detrás de una pieza. Es una parte importantísima de mi pasión.
No obstante, hay un objeto que Cristina no olvida con facilidad. ’Uno de mis hallazgos más memorables es un gran plato chino que encontré en un mercadillo. Es una especie de fuente que se conserva en la mesa hasta que se sirve el postre. Estaba roto en tres pedazos, pero tenía que comprarlo porque el diseño no se parecía a nada de lo que hubiera visto antes. El plato, aunque roto, estaba bellamente realizado en porcelana azul y blanca y estaba decorado con una fuente de estilo italiano. Sabía que a menudo se copiaban ese tipo de grabados europeos en China. Gracias a un amigo pudimos encontrar una imagen del modelo original, que tenía un grabado neerlandés del siglo XVII. Desgraciadamente no pudimos encontrar referencias a porcelanas chinas con el mismo motivo. Algunas semanas más tarde encontramos en un libro algunas referencias que eran bastante similares a las del plato que tenía. ¡Actualmente el plato está completamente restaurado y se encuentra expuesto en un museo!’