Capa pluvial auténtica de los talleres de Miguel Gregorio Molero, realizada hacia 1720-1740 en Toledo, en una sola pieza de seda con hilaturas de oro y plata. Sus motivos florales de amplias ramas se extienden por toda la superficie, característica de la concepción decorativa del “horror vacui” – miedo al vacío- , que se mantuvo en el Rococó. Tiene un bordado de gran calidad y buen estado general de conservación, con algunos desgarros y rozaduras. Medidas: 284 x 141 cm. "" Desde 1714 operaba un sencillo taller toledano que tuvo una repercusión muy importante a nivel nacional e incluso internacional. En la ciudad de Toledo existió –durante varios decenios- uno de los mejores talleres españoles de artesanos textiles. Abrió el negocio Don Miguel Gregorio Molero que era un artista dedicado al bordado exclusivamente en oro, plata y seda natural (sin tinte). Este señor obtuvo licencia real –Carlos III- para vender a todo el reino, para comprar seda no sólo en Talavera de la Reina , sino en otros lugares , para obtener exenciones tributarias tanto para la importación como la exportación, así como para copiar motivos extranjeros. A pesar de las crisis económicas –que también las hubo como nos sucede hoy- los talleres siguieron produciendo . Así en 1786 , según inventarios que hoy conocemos, se bordaron 600 tisues y medias, 60 estolas, 30 paños pluviales, 42 casullas, 28 capas pluviales y 18 dalmáticas. Bajo su dirección había una plantilla de 31 personas –dadas de alta - trabajando en 12 telares. Incluso en 1849 aún subsistía ésta fábrica de ornamentos de los Molero, única en España y tal vez en Europa, radicando su principal característica en el hecho de que sus producciones eran de una sola pieza"".