Ó/L ”Bodegón de flores” Eugene Biel, 1952, Expresionismo vienés – Austria Impresionante bodegón de flores de grandes dimensiones, obra de Eugene Biel-Bienne (1902-1969), abanderado de la escuela vienesa del expresionismo, una de las vertientes más destacadas de dicha corriente artística. Estuvo cerca de artistas como Gustav Klimt o Egon Schiele. Su vida es fundamental para entender su obra. Estudió en la Academia de Bellas Artes de la Universidad de Viena y realizó un doctorado en Historia del Arte en la Universidad de Colonia. Viena, inundada de fervor intelectual, se estaba convirtiendo rápidamente en un centro incomparable de la actividad cultural. Freud, Mahler, Klimt, Loos, Meis van der Rohe, Hoffman, Herzl, Schoenberg y otros estaban creando nuevas escuelas de pensamiento en campos como el psicoanálisis, la filosofía lingüística, la música, el arte... Realmente, comenzó su carrera como pintor en París, donde se asoció con la Escuela de París en la década de 1930 y se interesó por las teorías del psicoanálisis de Sigmund Freud. Solo seis años después realizó su primera exposición en solitario. Además, durante su etapa en París, Biel se interesó en el trabajo de Kandinksy y comenzó a experimentar por su cuenta las líneas del movimiento abstracto (sobre lo que insistió durante su estancia en EEUU). Durante su adolescencia sufrió las consecuencias del terrorífico desastre que supuso la Primera Guerra Mundial, y sirvió en el ejército francés durante la Segunda. Esta guerra le tocó especialmente de cerca, pues perdió a sus dos hijos y su mujer quedó discapacitada cuando el coche en el que iba fue ametrallado. Tuvieron que ser evacuados de Francia, y marcharon hacia Nueva York. Posteriormente, pasó también unos años en Caracas (Venezuela). Siguió pintando durante casi toda su vida, y su pintura estuvo expuesta en galerías y museos de todo el mundo. Estos trágicos sucesos condicionaron su obra, repleta de dibujos sugestivos que retratan la oscuridad y el pesimismo que habitaba en su interior. Esta obra está fechada en 1952, diez años después de llegar a EEUU. Representa dos jarrones con flores que destacan por sus colores saturados y contrastados sobre un fondo oscuro. Es una pintura de pinceladas rápidas y sueltas, muy empastadas y matéricas, dejándose llevar por la expresión de los sentimientos y sensibilidad del artista, máxima del movimiento al que se adscribe. Cada pincelada es expresiva en sí misma. Es una obra muy personal, que demuestra su espíritu atormentado. Los bodegones o naturalezas muertas tienen su origen en la Antigüedad, aunque no fue hasta el siglo XVII cuando llegaron alcanzar un gran éxito. A partir de entonces, muchos artistas (Cézzane, Picasso) se valieron del género del bodegón para su experimentación artística, absolutamente moderna, o por sentirse atraídos por la simbología que encierran. Estas obras aluden al carácter transitorio de la existencia humana. Las flores, que se marchitan, son un claro símbolo de la fugacidad de la vida. Resulta curioso que sean dos los jarrones con flores que aparecen, ¿puede ser esta obra un recuerdo de sus dos hijos perdidos en la guerra? En definitiva, Eugene Biel fue uno de los autores expresionistas más prometedores de Europa, pero su memoria y su trabajo han sido muy desconocidos, a pesar de que su obra haya estado expuesta en Museos de renombre como la National Gallery de Berlín, el Victoria and Albert Museum de Londres, el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, el Belvedere de Viena, el Musée 'Nationale D'Art Moderne de París… Firmado en la esquina inferior izquierda. En la parte posterior presenta también la firma del autor, junto con el año. Sobre el Expresionismo El Expresionismo fue un movimiento de vanguardia surgido en Alemania a principios del siglo XX. Desde sus inicios, estuvo profundamente marcado por el clima atormentado y convulso de la época en la que surge, y el deseo de los falsos y antiguos valores que los artistas deseaban sepultar. Aunque afectó a todas las artes, destacó especialmente en la pintura y en el cine. Se basa en una deformación de la realidad para expresarla de una forma más subjetiva, que muestre sentimientos y emociones, bajo un filtro pesimista. Fue, por tanto, una forma de entender el arte y una actitud ante este y la vida que surgió como reacción al naturalismo, el impresionismo y su carácter positivista de finales de siglo. Los avances técnicos, especialmente en el terreno del arte la aparición de la fotografía y el cine, llevaron al artista a plantearse la función de su trabajo, que ya no consistía en imitar a la realidad, pues las nuevas técnicas lo hacían de forma más objetiva. “Expresionistas”, en sentido literal de la palabra, en cuanto a deformadores de la realidad, se pueden encontrar desde mucho antes (El Greco, Goya, Van Gogh…); sin embargo, el movimiento expresionista se define en la atmósfera prebélica de Alemania cuando diversos artistas se unieron en busca de un arte más personal, en el que predominase la visión interior del artista (expresión) frente a la plasmación de la realidad (impresión). Aunque fue un movimiento muy amplio, el primer grupo que proclamó esta tendencia surgió hacia 1905 en Dresde, y se denominó El Puente (Die Brücke), liderado por Kirchner. El nombre hace referencia a la idea de cruce, allegamiento entre dos orillas opuestas, un mundo que se deja y otro al que se intenta llegar. Era un arte de condena y condenados, que elegía la revuelta porque detestaba y rechazaba el mundo heredado. En aquel momento, la guerra no hizo más que confirmar los presagios de crisis. Este ambiente fue el que condicionó el inicio y desarrollo del movimiento expresionista. La temática escogida por los artistas solía ser oscura y sórdida, tratando siempre temas como la soledad, la miseria, la muerte, la angustia… mediante pinceladas sueltas y expresivas de colores violentos y con un claro rechazo de la mímesis, todo ello como reflejo de la amargura existencialista y la visión trágica del ser humano y de la vida. En Austria, los expresionistas recibieron la influencia alemana, aunque el expresionismo austríaco destacó por la tensión de sus composiciones. Los jóvenes artistas austríacos siguieron la estela de Klimt en busca de una mayor expresividad, con obras de temática existencial y trasfondo filosófico y psicológico (vida, muerte, enfermedad, amor, dolor…). En los gastos de envío se incluye el embalaje profesional hecho a medida; y el envío personalizado, con número de seguimiento y garantía. DEBIDO A LAS DIMENSIONES DE LA PIEZA, SE PREFIERE ACORDAR EL ENVÍO CON EL COMPRADOR.