Pictura subastas presenta esta magnífica obra de arte de escuela catalana del siglo XIX en la que se ve representado un precioso paisaje con un castillo de fondo. Se ve una cualidad pictórica muy destacable en la obra. · Las medidas de esta obra con marco son: 80x40x4 cm. · Las medidas de esta obra sin marco son: 60x19 cm. · Se trata de un óleo sobre tela del siglo XIX con la firma del pintor en el margen inferior derecho, irreconocible. · Esta pieza se encuentra en buen estado, la tela está un poco destensada y hay un pequeño agujero imperceptible en la parte superior. La obra se vende con precioso marco dorado de época (incluido en la subasta como regalo). Procede de una colección privada de Girona. El cuadro será perfectamente embalado por un profesional de IVEX y enviado por Correos o GLS con su código de seguimiento único. Envíos a todo el mundo. ------------------------------------------------------------------ Este cuadro del siglo XIX representa una escena serena y melancólica a lo largo de la orilla de un río. En el primer plano, la atención se centra en una mujer solitaria que se encuentra a la orilla del río. Su figura se refleja con precisión en las tranquilas aguas, creando una imagen de simetría y calma. Ella está rodeada de hierba y vegetación, que bordea la ribera del río, añadiendo un toque de naturalidad y tranquilidad a la escena. A la derecha de la mujer, un camino serpenteante se adentra en la distancia, desapareciendo más allá de nuestra vista. Este camino sugiere un sentido de misterio y potencial aventura, invitando al espectador a imaginar lo que podría aguardar más adelante. Detrás de la mujer se alza un castillo, alto y majestuoso y su estructura se refleja en el agua del río. El castillo, con sus tres alturas y su arquitectura, añade un elemento de grandeza y nostalgia histórica a la composición. Delante del castillo, a la derecha, altos árboles enmarcan la escena, añadiendo profundidad y enfoque visual. Estos árboles parcialmente ocultan ciertas partes del castillo, creando una sensación de enigma y sugiriendo que hay más por descubrir detrás de la densa vegetación. La paleta de colores es suave y melancólica, con tonos apagados que reflejan la atmósfera serena y contemplativa del paisaje. El cielo parece estar nublado o con un tono grisáceo, añadiendo un sentido de nostalgia o evocando un estado de ánimo introspectivo. En resumen, este cuadro del siglo XIX es una representación emotiva de la conexión entre la naturaleza, la historia y la presencia humana. La composición invita a reflexionar sobre la belleza y la fugacidad del tiempo, capturando una escena atemporal que perdura en la imaginación del espectador. Algunas señales de desgaste le confieren a la pintura un carácter único y una conexión tangible con su pasado.