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José Luís Pellicer i Fenyé (1842-1901) - Apuntes (3)
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José Luís Pellicer i Fenyé (1842-1901) - Apuntes (3)

Los 3 apuntes van firmados con el sello del atelier Uno de los 3 apuntes, va fechado del año 1871 Se presentan tal cual sin enmarcar Medidas totales de la hoja: 32 x 25 cm. Medidas del dibujo mas grande: 12 x 15,5 cm. Medidas del dibujo mediano: 14 x 12 cm. Medidas del dibujo mas pequeño: 8,5 x 6 cm. Estado de conservación aceptable :::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: Biografía del artista: Pellicer Fenyé, Josep Lluís. Barcelona, 22.V.1842 – 15.VI.1901. Dibujante, ilustrador, cronista gráfico y pintor. Siguiendo los pasos de su padre, Pellicer inició su formación como maestro de obras. Sin embargo, en 1856 comenzó sus estudios artísticos junto al pintor realista Ramón Martí Alsina, del que le influyó su espíritu antiacadémico. En 1864 realizó uno de sus primeros trabajos como ilustrador humorístico, los Singlots Poètics, escritos por su amigo Frederic Soler, Pitarra. En 1865 viajó a Italia para completar su formación artística aunque no se sintió atraído por la pintura agradable y anecdótica de Fortuny, que allí triunfaba, sino por un arte más social, como el de Courbet en Francia. En 1869 participó en Barcelona en la fundación de la Asociación Internacional de Trabajadores. En Roma realizó una de sus pinturas más conocidas, Zitto silencio, que pasa la ronda (1869), a la que más tarde siguieron otras obras de tono realista y contenido crítico-social, como El pan nuestro de cada día (1878) o Los quintos (1879). Pellicer participó en algunas exposiciones oficiales de Bellas Artes: en la de Madrid de 1878 obtuvo una tercera medalla por la ambiciosa tela Llegada a Disful del gobernador de Arabistán. Sin embargo, su faceta como pintor fue eclipsada rápidamente por la de dibujante. Durante la década de 1870, instalado en Madrid, colaboró en varias publicaciones, como en las humorísticas El Mundo Cómico o Gil Blas. Pero, sobre todo, se dedicó al dibujo periodístico; primero para La Ilustración de Madrid y, después, para La Ilustración Española y Americana, publicación en la que realizó una destacada labor como cronista gráfico, testimoniando a través de su lápiz todo tipo de sucesos de actualidad; unos dibujos que reproducen hechos históricos, como la llegada al poder de Amadeo I de Saboya en 1871 o la proclamación de la República en 1873. No obstante, sus mejores reportajes gráficos corresponden a la Tercera Guerra Carlista (1872-1876), a la Guerra Ruso-Turca (1877) y a la Exposición Universal de París de 1878. Como corresponsal de guerra, dibujó, en condiciones a veces muy adversas, la vida en los campamentos y en el campo de batalla y en París dejó constancia gráfica de los actos más relevantes de aquella importante muestra internacional. Durante la década de 1880 llevó a cabo numerosos proyectos de ilustraciones literarias; destacan sus dibujos para el Quijote (1880 y 1883), Los episodios nacionales de Galdós (1881), La leyenda del Cid de Zorrilla (1882) y las Obras Completas del Duque de Rivas (1884, 1885), de Larra (1886) o de Campoamor (1888). A finales de esta década volvió al periodismo gráfico con el seguimiento de otras dos exposiciones universales, la de Barcelona de 1888 y la de París de 1889. Para la exposición de Barcelona diseñó, además, el cartel; se inició con Pellicer una etapa de producciones cartelísticas y publicitarias; así, realizó los carteles de las exposiciones oficiales de Bellas Artes de Barcelona desde 1891, algunos para las fiestas de la Mercè o anuncios para los barceloneses almacenes El Siglo, entre otros. Pellicer no dejó en todos esos años su dibujo humorístico —habitualmente crítico— que se reproducía en varias revistas catalanas (La Campana de Gràcia, L’Esquella de la Torratxa o La Tomasa). La vasta producción artística de Pellicer comprendió también proyectos de decoraciones murales (Capilla del Asilo Durán, 1890, o sala de lectura de la Biblioteca Arús, 1895, ambas en Barcelona). Asimismo, concilió su labor artística con una intensa vida política, literaria y cultural. En su madurez, participó en la “Assemblea d’Intel.lectuals Catalanistas”, que aprobó las “bases de Manresa” (1892), y fue militante del grupo político, Unió Catalanista, desde sus inicios. Publicó artículos con cierta periodicidad en los diarios Diari Català, La Vanguardia y La Renaixensa. Además, ostentó distintos cargos: fue director de los primeros museos de arte de Barcelona y director artístico de la revista La Ilustración Artística. También fue fundador del “Institut Català de les Arts del Llibre”.

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Los 3 apuntes van firmados con el sello del atelier

Uno de los 3 apuntes, va fechado del año 1871

Se presentan tal cual sin enmarcar

Medidas totales de la hoja: 32 x 25 cm.

Medidas del dibujo mas grande: 12 x 15,5 cm.

Medidas del dibujo mediano: 14 x 12 cm.

Medidas del dibujo mas pequeño: 8,5 x 6 cm.

Estado de conservación aceptable

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Biografía del artista:

Pellicer Fenyé, Josep Lluís. Barcelona, 22.V.1842 – 15.VI.1901. Dibujante, ilustrador, cronista gráfico y pintor.

Siguiendo los pasos de su padre, Pellicer inició su formación como maestro de obras. Sin embargo, en 1856 comenzó sus estudios artísticos junto al pintor realista Ramón Martí Alsina, del que le influyó su espíritu antiacadémico.

En 1864 realizó uno de sus primeros trabajos como ilustrador humorístico, los Singlots Poètics, escritos por su amigo Frederic Soler, Pitarra.

En 1865 viajó a Italia para completar su formación artística aunque no se sintió atraído por la pintura agradable y anecdótica de Fortuny, que allí triunfaba, sino por un arte más social, como el de Courbet en Francia. En 1869 participó en Barcelona en la fundación de la Asociación Internacional de Trabajadores.

En Roma realizó una de sus pinturas más conocidas, Zitto silencio, que pasa la ronda (1869), a la que más tarde siguieron otras obras de tono realista y contenido crítico-social, como El pan nuestro de cada día (1878) o Los quintos (1879). Pellicer participó en algunas exposiciones oficiales de Bellas Artes: en la de Madrid de 1878 obtuvo una tercera medalla por la ambiciosa tela Llegada a Disful del gobernador de Arabistán.

Sin embargo, su faceta como pintor fue eclipsada rápidamente por la de dibujante. Durante la década de 1870, instalado en Madrid, colaboró en varias publicaciones, como en las humorísticas El Mundo Cómico o Gil Blas. Pero, sobre todo, se dedicó al dibujo periodístico; primero para La Ilustración de Madrid y, después, para La Ilustración Española y Americana, publicación en la que realizó una destacada labor como cronista gráfico, testimoniando a través de su lápiz todo tipo de sucesos de actualidad; unos dibujos que reproducen hechos históricos, como la llegada al poder de Amadeo I de Saboya en 1871 o la proclamación de la República en 1873.

No obstante, sus mejores reportajes gráficos corresponden a la Tercera Guerra Carlista (1872-1876), a la Guerra Ruso-Turca (1877) y a la Exposición Universal de París de 1878. Como corresponsal de guerra, dibujó, en condiciones a veces muy adversas, la vida en los campamentos y en el campo de batalla y en París dejó constancia gráfica de los actos más relevantes de aquella importante muestra internacional.

Durante la década de 1880 llevó a cabo numerosos proyectos de ilustraciones literarias; destacan sus dibujos para el Quijote (1880 y 1883), Los episodios nacionales de Galdós (1881), La leyenda del Cid de Zorrilla (1882) y las Obras Completas del Duque de Rivas (1884, 1885), de Larra (1886) o de Campoamor (1888). A finales de esta década volvió al periodismo gráfico con el seguimiento de otras dos exposiciones universales, la de Barcelona de 1888 y la de París de 1889. Para la exposición de Barcelona diseñó, además, el cartel; se inició con Pellicer una etapa de producciones cartelísticas y publicitarias; así, realizó los carteles de las exposiciones oficiales de Bellas Artes de Barcelona desde 1891, algunos para las fiestas de la Mercè o anuncios para los barceloneses almacenes El Siglo, entre otros. Pellicer no dejó en todos esos años su dibujo humorístico —habitualmente crítico— que se reproducía en varias revistas catalanas (La Campana de Gràcia, L’Esquella de la Torratxa o La Tomasa).

La vasta producción artística de Pellicer comprendió también proyectos de decoraciones murales (Capilla del Asilo Durán, 1890, o sala de lectura de la Biblioteca Arús, 1895, ambas en Barcelona). Asimismo, concilió su labor artística con una intensa vida política, literaria y cultural. En su madurez, participó en la “Assemblea d’Intel.lectuals Catalanistas”, que aprobó las “bases de Manresa” (1892), y fue militante del grupo político, Unió Catalanista, desde sus inicios.

Publicó artículos con cierta periodicidad en los diarios Diari Català, La Vanguardia y La Renaixensa.

Además, ostentó distintos cargos: fue director de los primeros museos de arte de Barcelona y director artístico de la revista La Ilustración Artística. También fue fundador del “Institut Català de les Arts del Llibre”.

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