Introducción José Soler: https://www.youtube.com/watch?v=6xmToe0GrYo Explicación de la obra: El metal o el acero es uno de los materiales más duros y resistentes que tenemos, como maestro del acero estoy acostumbrado a sentir su dureza y fuerza y al ver representada esa fuerza en la esencia de las esculturas metálicas, pero con este nueva colección quiero hacer todo lo opuesto, algo todavía más complicado, que es dotar de sensibilidad y engañar al espectador mostrando una escultura realizada en duro y resiste acero pero que parezca de seda, que parezca una pieza sensible y elegante, sencilla y delicada pero a la vez que sea potente visualmente. Se tratan de piezas de acero inoxidable rematado en relieves y con una meticulosa atención puesta en cada detalle. Con ellas busco una elegancia más desenvuelta y el deseo de producir un engaño en la mente del espectador como un trampantojo. Son piezas forjadas con sumo cuidado, en un entorno idílico, en plena conexión con el acero y el arte. Nacen con el sonido de cada doblez, de la fuerza y la delicadeza, y de ahí fluyen las notas de sus movimientos aparentemente arrugados y abiertos. Me seducen los diseños artesanales y rompedores, así pues, con estas esculturas verticales, y de pared, me centro en formar parte de una nueva realidad, donde busco color, textura y formas sinuosas. ¿Quién diría que es acero? Estas esculturas, de aspecto mágicamente arrugado, me hace venerar este material tan primitivo, pues todo lo hace posible, sin límites a la creación, ni a la creatividad. Hasta incluso el acero puede parecer ligero como la seda. La pieza hace un juego de efecto espejo que hace que la luz rebote y genere juegos de luces y sombras espectaculares. Creando una escultura en la vanguardia del arte contemporáneo. Envío 100% asegurado con GLS José Soler es un escultor afincado en España cuyas obras se han expuesto a nivel nacional, así como en Mónaco, Italia y Francia. A través de cada una de sus piezas, se esfuerza por sacar a relucir la melodía que vive dentro de cada uno de nosotros. Soler cita la conversión del acero frío en escultura como su forma de conectar con lo invisible a nuestros ojos y lo que solo se puede percibir con sentimientos universales.