Ismael Subirana (1937) - Pastos en calma





| 3 € | ||
|---|---|---|
| 2 € | ||
| 1 € |
Protección del Comprador de Catawiki
Tu pago está protegido con nosotros hasta que recibas tu objeto.Ver detalles
Trustpilot 4.4 | 123077 valoraciones
Valoración Excelente en Trustpilot.
Pastos en calma, pintura al óleo original de Ismael Subirana (1937) de la década de 1970 en el estilo Posimpresionismo, firmado a mano, procedente de España, con medidas 46 x 61 cm y en buen estado.
Descripción del vendedor
Pictura Subastas presenta esta magnífica obra de arte perteneciente a Ismael Subirana, que representa la armonía serena de la vida rural, donde la naturaleza y los animales conviven en un equilibrio silencioso y atemporal. La pintura destaca por su excelente técnica y la gran calidad pictórica que transmite.
· Dimensiones de la obra: 46x61x2 cm.
· Óleo sobre tela firmado a mano por el artista en la parte inferior derecha, Ismael Subirana.
· La pieza se encuentra en buen estado de conservación.
La obra procede de una exclusiva colección privada en Girona.
Nota importante: las fotografías incluidas forman parte integral de la descripción del lote.
El cuadro será embalado de manera profesional por un experto de IVEX (https://www.instagram.com/ivex.online/), utilizando materiales de alta calidad para garantizar su protección. El precio del envío cubre tanto el coste del embalaje profesional como el propio transporte.
El envío se realizará por Correos, GLS o NACEX con seguimiento. Envíos disponibles a nivel internacional.
------------------------------------------------------------------
Este cuadro ofrece una escena campestre amplia y silenciosa en la que la naturaleza se despliega con una serenidad envolvente. En el primer plano se extiende un prado luminoso, suave y ondulado, que transmite una sensación de frescura y quietud. La hierba parece viva y en constante respiración, extendiéndose como una alfombra natural que invita a la contemplación pausada. Desde el primer momento, la escena sugiere un espacio alejado del ruido, donde el tiempo parece transcurrir con lentitud.
Dispersos por el campo aparecen varios animales pastando, integrados de manera natural en el paisaje. Sus cuerpos se inclinan hacia el suelo con gestos tranquilos y repetitivos, reflejando una rutina ancestral marcada por el ritmo de la naturaleza. No hay tensión ni movimiento brusco; cada figura contribuye a una sensación de armonía colectiva. La disposición de los animales crea profundidad y guía la mirada a través del prado, reforzando la sensación de amplitud y continuidad.
El paisaje se enmarca con una vegetación variada que aporta equilibrio y estructura a la composición. Árboles de diferentes tamaños delimitan el espacio, algunos frondosos y otros más desnudos, sugiriendo el paso del tiempo y los cambios de estación. Estas formas vegetales actúan como guardianes silenciosos del lugar, creando zonas de sombra y contraste que enriquecen la escena. La relación entre luz y sombra añade una dimensión poética, casi meditativa.
Al fondo, las montañas emergen suavemente envueltas en una atmósfera ligera, casi etérea. Sus perfiles se difuminan con la distancia, aportando profundidad y una sensación de inmensidad tranquila. El cielo, amplio y luminoso, se extiende sobre el paisaje con nubes suaves que parecen flotar sin prisa. Esta combinación de cielo y montañas refuerza la idea de un mundo abierto, respirable y en equilibrio constante.
La escena, en su totalidad, transmite una fuerte conexión entre los seres vivos y el entorno que los acoge. Todo parece estar en su lugar exacto, sin artificios ni excesos, como si el paisaje se mostrara tal cual es, en su forma más sincera. La calma que emana del conjunto invita al espectador a detenerse, observar y dejarse llevar por la sensación de paz que impregna cada rincón de la imagen. En conjunto, el cuadro se convierte en una celebración de la vida rural, del silencio y de la armonía profunda entre la naturaleza y los seres que la habitan.
El vendedor y su historia
Pictura Subastas presenta esta magnífica obra de arte perteneciente a Ismael Subirana, que representa la armonía serena de la vida rural, donde la naturaleza y los animales conviven en un equilibrio silencioso y atemporal. La pintura destaca por su excelente técnica y la gran calidad pictórica que transmite.
· Dimensiones de la obra: 46x61x2 cm.
· Óleo sobre tela firmado a mano por el artista en la parte inferior derecha, Ismael Subirana.
· La pieza se encuentra en buen estado de conservación.
La obra procede de una exclusiva colección privada en Girona.
Nota importante: las fotografías incluidas forman parte integral de la descripción del lote.
El cuadro será embalado de manera profesional por un experto de IVEX (https://www.instagram.com/ivex.online/), utilizando materiales de alta calidad para garantizar su protección. El precio del envío cubre tanto el coste del embalaje profesional como el propio transporte.
El envío se realizará por Correos, GLS o NACEX con seguimiento. Envíos disponibles a nivel internacional.
------------------------------------------------------------------
Este cuadro ofrece una escena campestre amplia y silenciosa en la que la naturaleza se despliega con una serenidad envolvente. En el primer plano se extiende un prado luminoso, suave y ondulado, que transmite una sensación de frescura y quietud. La hierba parece viva y en constante respiración, extendiéndose como una alfombra natural que invita a la contemplación pausada. Desde el primer momento, la escena sugiere un espacio alejado del ruido, donde el tiempo parece transcurrir con lentitud.
Dispersos por el campo aparecen varios animales pastando, integrados de manera natural en el paisaje. Sus cuerpos se inclinan hacia el suelo con gestos tranquilos y repetitivos, reflejando una rutina ancestral marcada por el ritmo de la naturaleza. No hay tensión ni movimiento brusco; cada figura contribuye a una sensación de armonía colectiva. La disposición de los animales crea profundidad y guía la mirada a través del prado, reforzando la sensación de amplitud y continuidad.
El paisaje se enmarca con una vegetación variada que aporta equilibrio y estructura a la composición. Árboles de diferentes tamaños delimitan el espacio, algunos frondosos y otros más desnudos, sugiriendo el paso del tiempo y los cambios de estación. Estas formas vegetales actúan como guardianes silenciosos del lugar, creando zonas de sombra y contraste que enriquecen la escena. La relación entre luz y sombra añade una dimensión poética, casi meditativa.
Al fondo, las montañas emergen suavemente envueltas en una atmósfera ligera, casi etérea. Sus perfiles se difuminan con la distancia, aportando profundidad y una sensación de inmensidad tranquila. El cielo, amplio y luminoso, se extiende sobre el paisaje con nubes suaves que parecen flotar sin prisa. Esta combinación de cielo y montañas refuerza la idea de un mundo abierto, respirable y en equilibrio constante.
La escena, en su totalidad, transmite una fuerte conexión entre los seres vivos y el entorno que los acoge. Todo parece estar en su lugar exacto, sin artificios ni excesos, como si el paisaje se mostrara tal cual es, en su forma más sincera. La calma que emana del conjunto invita al espectador a detenerse, observar y dejarse llevar por la sensación de paz que impregna cada rincón de la imagen. En conjunto, el cuadro se convierte en una celebración de la vida rural, del silencio y de la armonía profunda entre la naturaleza y los seres que la habitan.

