Trent Parke - Monument - 2023

Cuando Trent Parke se mudó a Sídney desde un pequeño pueblo rural australiano, su primera impresión fue la gran cantidad de personas. Tomaba su cámara y salía a explorar en cada oportunidad, fascinado por las interminables procesiones.

En hora punta, él observaba cómo los trabajadores de la ciudad se movían en una gran masa, todos caminando por la gran cinta transportadora de la vida. En un estado casi trance, recorriendo el mismo camino día tras día, semana tras semana, año tras año… fichando a la entrada y salida, todos bajo el hechizo de la ciudad. Parke se quedaba en el borde de la ola, en el exterior de un mundo nuevo, mirando hacia adentro. Como si observara una especie recién descubierta.

Por la noche, observaba el eclipse de polillas, millones de ellas que circulaban constantemente alrededor de las luces del Sydney Harbour Bridge. Al mismo tiempo, en mi balcón, se desarrollaba una pequeña actuación en torno a la luz sobre mi cabeza. Las polillas, inevitablemente y sin resistencia, eran atraídas hacia su destino final. Girando fuera de control, como pequeñas naves espaciales atrapadas en un rayo tractor. Atraídas y cegadas por la brillante luz blanca, eran alcanzadas por cientos de aves que se lanzaban a atraparlas en el aire... arañas que esperaban en sus telas. Construidas con coordenadas precisas en la superficie de las luces, capturaban a las criaturas diminutas e indefensas que lograban escapar. Si alguna lograba sobrevivir a esa embestida, seguía adelante, impulsada hacia la llama, embriagada por esas globos de luz ardiente. Y de repente, una descarga eléctrica en el aire quieto. Un pequeño estallido de humo. Desaparecida. Disgregación instantánea de una forma de vida. Otro destello en el universo. Otra pequeña nave espacial colisionando con el sol ardiente.