Jean Claude (XX) - NO RESERVE - Le bleu du port





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NO RESERVE - Le bleu du port, óleo sobre tela de Jean Claude (XX), Impresionismo, Francia, 1960-1970, 46,5 × 56,5 cm, firmado a mano, original, vendido con marco, en buen estado.
Descripción del vendedor
Pictura Subastas presenta esta magnífica obra de arte perteneciente a Jean Claude, que representa un puerto sereno donde una barca azul destaca entre numerosas embarcaciones, reflejada en aguas tranquilas y envuelta en una luz suave que transmite calma y armonía marinera. La pintura destaca por su excelente técnica y la gran calidad pictórica que transmite.
· Dimensiones con marco: 46,5x56,5x3 cm.
· Dimensiones sin marco: 40x50 cm.
· Óleo sobre tela firmado a mano por el artista en la parte inferior derecha, Jean Claude.
· La pieza se encuentra en buen estado de conservación.
· La obra se vende con precioso marco (incluido en la subasta como regalo).
La obra procede de una exclusiva colección privada en Girona.
Nota importante: las fotografías incluidas forman parte integral de la descripción del lote.
El cuadro será embalado de manera profesional por un experto de IVEX (https://www.instagram.com/ivex.online/), utilizando materiales de alta calidad para garantizar su protección. El precio del envío cubre tanto el coste del embalaje profesional como el propio transporte.
El envío se realizará por Correos, GLS o NACEX con seguimiento. Envíos disponibles a nivel internacional.
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Este cuadro presenta una escena portuaria rebosante de vida, calma y luz, donde una barca azul en primer plano se convierte en el eje visual de toda la composición. La embarcación, ligeramente ladeada y reposando sobre el agua quieta, parece invitar al espectador a acercarse y casi tocar sus bordes suaves y desgastados por el uso. La luz del cielo se refleja sobre su superficie, creando un juego de tonos fríos y cálidos que aportan profundidad y atmósfera. A su alrededor, la superficie del agua actúa como un espejo vibrante, capturando colores cambiantes que van desde azules profundos hasta reflejos rosados y violáceos.
Más allá de la barca protagonista, el puerto se extiende como un universo de formas y matices. Las numerosas embarcaciones agrupadas entre sí crean un mosaico dinámico de colores, estructuras y sombras. Algunas se perciben con nitidez, otras se funden en trazos ágiles que sugieren movimiento, brisa marina y actividad cotidiana. Los mástiles alzados en el horizonte forman un bosque vertical que rompe la horizontalidad del mar y otorga ritmo a la composición, evocando el murmullo silencioso de un puerto lleno de historias, partidas y regresos.
La luz es un elemento esencial en esta representación, trabajando como hilo conductor entre los distintos planos de la escena. Las nubes suaves del cielo parecen filtrar el sol, generando una atmósfera de calma luminosa que no llega a ser plenamente radiante pero sí envolvente y suave. Ese ambiente ofrece una sensación de serenidad que se refleja en el agua y en las embarcaciones inmóviles, creando un momento detenido en el tiempo. La paleta cromática, rica en matices marinos y reflejos iridiscentes, refuerza la sensación de humedad, aire salino y quietud propia de los puertos al amanecer o al atardecer.
El tratamiento del agua resulta particularmente expresivo: está trabajada con una mezcla de pinceladas fluidas y direcciones variadas que transmiten la sensación de ondulación ligera y profundidad. Se observan reflejos fragmentados y vibraciones de color que aportan realismo y sensibilidad sin caer en la rigidez del detalle excesivo. La relación entre las barcas, el movimiento del agua y la luz crea un espacio vivo, donde incluso en la quietud se percibe un latido constante, como si el mar respirara y esperara a sus navegantes.
En conjunto, el cuadro ofrece una visión lírica y emotiva de un puerto lleno de esencia marinera, donde la calma del agua, la presencia silenciosa de las barcas y la luz cambiante del cielo se unen para transmitir serenidad, armonía y un profundo sentido de conexión con el mundo costero. Es una obra que invita a detenerse, contemplar y dejarse envolver por la belleza sutil del paisaje marino.
El vendedor y su historia
Pictura Subastas presenta esta magnífica obra de arte perteneciente a Jean Claude, que representa un puerto sereno donde una barca azul destaca entre numerosas embarcaciones, reflejada en aguas tranquilas y envuelta en una luz suave que transmite calma y armonía marinera. La pintura destaca por su excelente técnica y la gran calidad pictórica que transmite.
· Dimensiones con marco: 46,5x56,5x3 cm.
· Dimensiones sin marco: 40x50 cm.
· Óleo sobre tela firmado a mano por el artista en la parte inferior derecha, Jean Claude.
· La pieza se encuentra en buen estado de conservación.
· La obra se vende con precioso marco (incluido en la subasta como regalo).
La obra procede de una exclusiva colección privada en Girona.
Nota importante: las fotografías incluidas forman parte integral de la descripción del lote.
El cuadro será embalado de manera profesional por un experto de IVEX (https://www.instagram.com/ivex.online/), utilizando materiales de alta calidad para garantizar su protección. El precio del envío cubre tanto el coste del embalaje profesional como el propio transporte.
El envío se realizará por Correos, GLS o NACEX con seguimiento. Envíos disponibles a nivel internacional.
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Este cuadro presenta una escena portuaria rebosante de vida, calma y luz, donde una barca azul en primer plano se convierte en el eje visual de toda la composición. La embarcación, ligeramente ladeada y reposando sobre el agua quieta, parece invitar al espectador a acercarse y casi tocar sus bordes suaves y desgastados por el uso. La luz del cielo se refleja sobre su superficie, creando un juego de tonos fríos y cálidos que aportan profundidad y atmósfera. A su alrededor, la superficie del agua actúa como un espejo vibrante, capturando colores cambiantes que van desde azules profundos hasta reflejos rosados y violáceos.
Más allá de la barca protagonista, el puerto se extiende como un universo de formas y matices. Las numerosas embarcaciones agrupadas entre sí crean un mosaico dinámico de colores, estructuras y sombras. Algunas se perciben con nitidez, otras se funden en trazos ágiles que sugieren movimiento, brisa marina y actividad cotidiana. Los mástiles alzados en el horizonte forman un bosque vertical que rompe la horizontalidad del mar y otorga ritmo a la composición, evocando el murmullo silencioso de un puerto lleno de historias, partidas y regresos.
La luz es un elemento esencial en esta representación, trabajando como hilo conductor entre los distintos planos de la escena. Las nubes suaves del cielo parecen filtrar el sol, generando una atmósfera de calma luminosa que no llega a ser plenamente radiante pero sí envolvente y suave. Ese ambiente ofrece una sensación de serenidad que se refleja en el agua y en las embarcaciones inmóviles, creando un momento detenido en el tiempo. La paleta cromática, rica en matices marinos y reflejos iridiscentes, refuerza la sensación de humedad, aire salino y quietud propia de los puertos al amanecer o al atardecer.
El tratamiento del agua resulta particularmente expresivo: está trabajada con una mezcla de pinceladas fluidas y direcciones variadas que transmiten la sensación de ondulación ligera y profundidad. Se observan reflejos fragmentados y vibraciones de color que aportan realismo y sensibilidad sin caer en la rigidez del detalle excesivo. La relación entre las barcas, el movimiento del agua y la luz crea un espacio vivo, donde incluso en la quietud se percibe un latido constante, como si el mar respirara y esperara a sus navegantes.
En conjunto, el cuadro ofrece una visión lírica y emotiva de un puerto lleno de esencia marinera, donde la calma del agua, la presencia silenciosa de las barcas y la luz cambiante del cielo se unen para transmitir serenidad, armonía y un profundo sentido de conexión con el mundo costero. Es una obra que invita a detenerse, contemplar y dejarse envolver por la belleza sutil del paisaje marino.

