Una cabeza de bronce - Queen Idia - Benín - Nigeria

Una cabeza de bronce de la reina Idia, Nigeria.

La Cabeza de Bronce de la Reina Idia, obra maestra del arte cortesano de Benín del siglo XVI, ejemplifica las sofisticadas técnicas de metalistería y el complejo lenguaje visual del pueblo Edo, a la vez que constituye un poderoso símbolo político y espiritual. Creada mediante fundición a la cera perdida por el gremio real de Igun Eronmwon, la cabeza representa a la Reina Idia, madre de Oba Esigie, adornada con una alta corona de cuentas de coral (ukpe-okhue), ojos con incrustaciones de hierro y distintivas escarificaciones faciales, todo lo cual simboliza su elevado estatus y autoridad sagrada. La escultura funcionaba como cabeza de altar conmemorativa, colocada en los altares ancestrales del palacio para honrarla como la primera Iyoba (Reina Madre), un título institucionalizado por Esigie en reconocimiento al papel decisivo de Idia en la consolidación de su reinado y el liderazgo de las campañas militares. Como símbolo de influencia matrilineal, intercesión espiritual y legitimidad dinástica, la cabeza no solo venera el legado de Idia, sino que también refuerza la naturaleza divina de la realeza en la cosmología de Benín. Según los Museos Nacionales de Liverpool, «Solo se permite colocar cabezas conmemorativas fundidas en bronce o latón en altares reales dedicados a Obas e Iyobas anteriores», lo que subraya la exclusividad y el significado ritual de la cabeza dentro de la veneración ancestral real (Museos Nacionales de Liverpool, s.f.).

Bodenstein y von Luschan - dos puntos de vista antagonistas

Felicity Bodenstein

En la conferencia... La Dra. Bodenstein rastrea el recorrido de las máscaras de Idia desde Benín, pasando por el mercado del arte, hasta los museos occidentales. El objetivo es entender cómo, a lo largo del siglo XX, las interpretaciones actuales de la figura histórica de Idia en Europa y Nigeria se han desarrollado. ¿En qué medida son congruentes y en qué difieren? IDW Online. Además, enfatiza que los retratos en miniatura de marfil y metal de Idia, realizados en el siglo XVI, se han dispersado ampliamente por todo el mundo, mientras que su significado original en el contexto de la corte de Benín se perdió en gran medida durante décadas. IDW Online.

Su trabajo también destaca el proyecto digital 'Digital Benin', que busca mapear artefactos de más de 20 países y facilitar el conocimiento co-construido con académicos nigerianos y europeos.

En una conferencia titulada “¿Dónde está Idia? Un estudio de dispersión y exhibición” impartida en la Technische Universität Berlin el 5 de diciembre de 2018, Felicity Bodenstein examina las trayectorias de las máscaras de Idia a medida que viajaron desde Benín a través del mercado del arte hasta colecciones de museos occidentales. Ella enmarca este movimiento no solo como una circulación de objetos, sino como una negociación compleja de significado: a lo largo del siglo XX, las interpretaciones de la figura histórica de Idia divergieron entre Europa y Nigeria, planteando preguntas sobre la congruencia y disparidad de estos entendimientos. Su análisis subraya hasta qué punto el significado original de los retratos en miniatura de marfil y metal de Idia, producidos en el siglo XVI para la corte de Benín, fue en gran medida borrado durante décadas de dispersión global. En este contexto, Bodenstein llama la atención sobre la iniciativa “Digital Benin”, un proyecto colaborativo diseñado para mapear los artefactos ubicados en más de veinte países y facilitar un conocimiento co-construido entre académicos nigerianos y europeos, creando así nuevos marcos para comprender tanto los objetos como sus narrativas históricas.

Felix von Luschan

En su monografía de 1919, Die Altertümer von Benin (Berlín), afirma que los bronces de Benin son de la más alta calidad técnica, demostrando una habilidad excepcional en el fundido y una sofisticación artística. Enfatiza la precisión de los métodos de fundición a la cera perdida y el tratamiento matizado de los detalles faciales y de las insignias, posicionando estos objetos entre los ejemplos más destacados del trabajo en metal africano de su época. Las evaluaciones de Luschan influyeron históricamente tanto en las prácticas de colección europeas como en los primeros enfoques académicos del arte de Benin, moldeando percepciones de logro técnico y estético que siguen siendo fundamentales en el estudio de estas obras.

Foto de Felix von Luschan (última secuencia de fotos), reina de Benin, Las antigüedades de Benin, Staatliche Museen zu Berlin, al final de la secuencia de fotos junto con los ejemplares que recopilamos hace un par de años y los ejemplares de Berlín, probablemente los mejores de todos.

A principios del siglo XX, la monumental encuesta de Felix von Luschan, Die Altertümer von Benin, ofreció a las audiencias europeas uno de los primeros encuentros sistemáticos con la cultura material de la corte de Benin. Dentro de esta obra enciclopédica, las máscaras y colgantes de marfil —ahora ampliamente asociados con la figura histórica de Idia, la Iyoba de Benin— se catalogan principalmente según forma, material y procedencia, en lugar de como retratos de una reina madre. La perspectiva de Luschan es tipológica y descriptiva, orientada a la documentación museográfica, y su atención a estos objetos resalta su circulación en colecciones europeas en lugar de su significado courtly integrado.

Desde la perspectiva de la representación de Idia, el enfoque de Luschan tanto ilumina como oscurece. Ilumina en la medida en que preserva registros detallados de las características físicas de los objetos y de sus historias de adquisición temprana, permitiendo a los estudiosos posteriores rastrear su dispersión a través de continentes. Oscurece en que la sutileza del papel simbólico y político de Idia—el poder, la autoridad ritual y la resonancia cultural que encarnaba en la corte del siglo XVI—está en gran medida ausente en su análisis. En este sentido, el trabajo de Luschan ejemplifica una etapa en la que la documentación europea del arte de Benín era rigurosa pero culturalmente distante, un momento previo a las interpretaciones más matizadas que surgirían en la investigación del siglo XX tardío y del siglo XXI temprano.

Así, al rastrear el destino de la imagen de Idia, se puede leer a Luschan como una fuente fundamental de archivo de forma y distribución, mientras destaca simultáneamente las brechas entre las primeras cuentas tipológicas europeas y los significados históricos, rituales y de género que académicos como Bodenstein buscan recuperar y mapear a través de iniciativas como Digital Benin.