École catalane (XX) - Forêt fragmentée






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Forêt fragmentée, obra de la escuela catalana, de España, realizada en óleo entre 1980 y 1990, edición original.
Descripción del vendedor
Pictura Subastas presenta esta magnífica obra de arte perteneciente a la escuela catalana, que representa un bosque reinterpretado mediante bloques de color vibrante, creando una visión moderna, rítmica y luminosa de la naturaleza. La pintura destaca por su excelente técnica y la gran calidad pictórica que transmite.
· Dimensiones de la obra: 46x38x1 cm.
· Óleo sobre tabla firmado a mano por el artista en la parte inferior derecha.
· La pieza se encuentra en buen estado de conservación.
La obra procede de una exclusiva colección privada en Girona.
Nota importante: las fotografías incluidas forman parte integral de la descripción del lote.
El cuadro será embalado de manera profesional por un experto de IVEX (https://www.instagram.com/ivex.online/), utilizando materiales de alta calidad para garantizar su protección. El precio del envío cubre tanto el coste del embalaje profesional como el propio transporte.
El envío se realizará por Correos, GLS o NACEX con seguimiento. Envíos disponibles a nivel internacional.
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Este cuadro presenta una vibrante composición donde el paisaje parece descomponerse en fragmentos de color, creando una atmósfera dinámica y profundamente rítmica. A primera vista, la obra sugiere la presencia de árboles altos y estilizados cuyos troncos claros se elevan verticalmente, destacando sobre el mosaico multicolor que los rodea. La escena transmite la sensación de un bosque vibrante, filtrado a través de una mirada que no intenta reproducir la realidad tal cual, sino interpretarla mediante bloques cromáticos que construyen un universo visual único. Cada pincelada rectangular se convierte en una unidad viva que participa activamente en la construcción del conjunto.
A medida que el ojo recorre la superficie pictórica, emerge un juego constante entre la verticalidad de los troncos y la horizontalidad fragmentada del color circundante. Los tonos verdes y amarillos predominan en la parte superior e intermedia, evocando la luz que atraviesa el follaje y los reflejos cambiantes del sol sobre las hojas. Intercalados con estos tonos aparecen toques de rojo, naranja y rosa que sugieren la presencia de hojas otoñales o matices cálidos propios de un bosque en metamorfosis. Esta alternancia de colores crea un ritmo visual marcado, casi musical, que aporta energía a la obra.
Los troncos, representados mediante líneas blancas y azuladas, aportan estabilidad a la composición y generan una estructura clara dentro del dinamismo general. Su altura sugiere profundidad y verticalidad, como si nos encontráramos contemplando un bosque estrecho y ascendente. El contraste entre sus tonalidades frías y la calidez del entorno cromático refuerza la sensación de espacio y luz. Estas formas alargadas funcionan como pausas dentro de la vibración cromática, permitiendo que la mirada respire entre los estallidos de color.
Las zonas inferiores del cuadro se vuelven más densas y profundas, con la incorporación de marrones, ocres y negros que aportan solidez al paisaje. Estas tonalidades, aplicadas en fragmentos rectangulares, crean una base terrenal que ancla la escena y acentúa la impresión de caminar sobre un suelo cubierto de hojas. El color parece acumularse, como si el bosque creciera no solo en altura, sino también en espesor y textura. Cada bloque cromático aporta una sensación táctil, recordando la irregularidad del terreno natural y el peso del follaje.
En conjunto, este cuadro transmite una interpretación luminosa y moderna del paisaje, convirtiendo un bosque en una sinfonía de color, ritmo y movimiento. La obra evoca una naturaleza vibrante, cambiante y llena de matices, donde la luz y las sombras se fragmentan en formas abstractas que transforman la escena en una experiencia visual intensa y profundamente sensorial.
El vendedor y su historia
Pictura Subastas presenta esta magnífica obra de arte perteneciente a la escuela catalana, que representa un bosque reinterpretado mediante bloques de color vibrante, creando una visión moderna, rítmica y luminosa de la naturaleza. La pintura destaca por su excelente técnica y la gran calidad pictórica que transmite.
· Dimensiones de la obra: 46x38x1 cm.
· Óleo sobre tabla firmado a mano por el artista en la parte inferior derecha.
· La pieza se encuentra en buen estado de conservación.
La obra procede de una exclusiva colección privada en Girona.
Nota importante: las fotografías incluidas forman parte integral de la descripción del lote.
El cuadro será embalado de manera profesional por un experto de IVEX (https://www.instagram.com/ivex.online/), utilizando materiales de alta calidad para garantizar su protección. El precio del envío cubre tanto el coste del embalaje profesional como el propio transporte.
El envío se realizará por Correos, GLS o NACEX con seguimiento. Envíos disponibles a nivel internacional.
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Este cuadro presenta una vibrante composición donde el paisaje parece descomponerse en fragmentos de color, creando una atmósfera dinámica y profundamente rítmica. A primera vista, la obra sugiere la presencia de árboles altos y estilizados cuyos troncos claros se elevan verticalmente, destacando sobre el mosaico multicolor que los rodea. La escena transmite la sensación de un bosque vibrante, filtrado a través de una mirada que no intenta reproducir la realidad tal cual, sino interpretarla mediante bloques cromáticos que construyen un universo visual único. Cada pincelada rectangular se convierte en una unidad viva que participa activamente en la construcción del conjunto.
A medida que el ojo recorre la superficie pictórica, emerge un juego constante entre la verticalidad de los troncos y la horizontalidad fragmentada del color circundante. Los tonos verdes y amarillos predominan en la parte superior e intermedia, evocando la luz que atraviesa el follaje y los reflejos cambiantes del sol sobre las hojas. Intercalados con estos tonos aparecen toques de rojo, naranja y rosa que sugieren la presencia de hojas otoñales o matices cálidos propios de un bosque en metamorfosis. Esta alternancia de colores crea un ritmo visual marcado, casi musical, que aporta energía a la obra.
Los troncos, representados mediante líneas blancas y azuladas, aportan estabilidad a la composición y generan una estructura clara dentro del dinamismo general. Su altura sugiere profundidad y verticalidad, como si nos encontráramos contemplando un bosque estrecho y ascendente. El contraste entre sus tonalidades frías y la calidez del entorno cromático refuerza la sensación de espacio y luz. Estas formas alargadas funcionan como pausas dentro de la vibración cromática, permitiendo que la mirada respire entre los estallidos de color.
Las zonas inferiores del cuadro se vuelven más densas y profundas, con la incorporación de marrones, ocres y negros que aportan solidez al paisaje. Estas tonalidades, aplicadas en fragmentos rectangulares, crean una base terrenal que ancla la escena y acentúa la impresión de caminar sobre un suelo cubierto de hojas. El color parece acumularse, como si el bosque creciera no solo en altura, sino también en espesor y textura. Cada bloque cromático aporta una sensación táctil, recordando la irregularidad del terreno natural y el peso del follaje.
En conjunto, este cuadro transmite una interpretación luminosa y moderna del paisaje, convirtiendo un bosque en una sinfonía de color, ritmo y movimiento. La obra evoca una naturaleza vibrante, cambiante y llena de matices, donde la luz y las sombras se fragmentan en formas abstractas que transforman la escena en una experiencia visual intensa y profundamente sensorial.
