Antigua Roma Mármol Alivio con un sátiro. Siglo I d.C. Longitud de 24 cm.

Relieve con Sátiro.

Antiguo Imperio romano, siglo I d.C.

Mármol.

24 cm de largo, 16,5 cm de alto y 6,5 cm de profundidad.

Estado: Buen estado. Sin restauraciones. Presenta desgaste superficial en el mármol.

Procedencia:

- Colección privada, Suiza, adquirida en los años 1980 - 1990.
- Colección privada, Londres, 1990.

Descripción:

Fragmento tallado en mármol en un altorrelieve notable, probablemente procedente de la decoración de un sarcófago. Representa el torso superior y la cabeza de un joven sátiro o fauno, de imponente anatomía, de espaldas al espectador, con el brazo derecho alzado y la cabeza girada en la misma dirección, de perfil. La maestría del escultor se refleja en el fino modelado de volúmenes y detalles, así como en el acertado uso del schiacciato, una técnica que permite realzar los volúmenes y crear una efectiva ilusión tridimensional mediante mínimas variaciones en la profundidad del relieve tallado. Así, el brazo está trabajado prácticamente en relieve redondeado, mientras que la musculosa espalda también destaca notablemente, mientras que el rostro está tallado en un relieve mucho menor.

A pesar de su naturaleza fragmentaria, el relieve conserva una expresividad dinámica, no solo en la forma en que los músculos de la espalda se tensan y extienden, reflejo del cuidadoso estudio de la naturaleza por parte del escultor, sino también en la representación del rostro, con un ligero ceño fruncido y una media sonrisa. A pesar de la ausencia de elementos iconográficos evidentes que identifiquen la figura, podemos inferir que se trata de un sátiro por el cabello enmarañado, típico de una criatura salvaje, y especialmente por el rostro, con su nariz redondeada y gruesa, muy diferente de las representaciones idealizadas de personajes divinos y heroicos, y característico de la imagen del sátiro desde el arte griego (fig. 1). De la postura expansiva y dinámica, con el cuerpo girado hacia atrás, el rostro girado y el brazo derecho extendido, podemos deducir que este fragmento pertenece a la representación de un sátiro danzando en el contexto de una escena dionisíaca con múltiples personajes. Se trataría de una composición escenográfica y conmovedora, que contrastaría personajes de frente y de espaldas para aportar naturalismo y ritmo a la composición (fig. 2).

En Grecia, los sátiros eran seres mitológicos generalmente representados con apariencia animal, con patas y orejas de cabra o caballo, cuernos y cola, y a menudo itifálicos. Sin embargo, ocasionalmente, estos seres eran representados como jóvenes apuestos, como en Sátiro en reposo de Praxíteles. Junto con las ménades, los sátiros forman el séquito que acompaña al dios Dioniso, aunque también pueden estar asociados con el dios Pan. Algunas tradiciones consideran a Sileno como el padre de la tribu de los sátiros. Los tres mayores de estos, llamados Marón, Leneo y Astreo, eran iguales a su padre, y por lo tanto también eran conocidos como Sileno. Según algunas versiones del mito, fueron los padres de los sátiros, quienes, por lo tanto, eran nietos de Sileno. Los tres Silenos formaron parte del séquito de Dioniso cuando viajó a la India y, de hecho, Astreo era el conductor de su carro.

En Roma, el equivalente del sátiro eran los faunos, criaturas del bosque con cuernos y pezuñas de cabra. Eran hijos de Fauno, identificado con el griego Pan, dios de los campos y bosques y protector de los rebaños, a los que hacía más fértiles y defendía de las plagas. En otro aspecto, Fauno era considerado un dios profético que revelaba el futuro mediante voces oídas en los bosques o a través de sueños; a veces se le consideraba responsable de las pesadillas. Se le representaba con una naturaleza lujuriosa, persiguiendo constantemente a las ninfas del bosque. Se creía que a veces podía lanzar hechizos a los campesinos, quienes se frotaban el cuerpo con ciertas hierbas como forma de protección.

La aparición de temas báquicos en el contexto funerario romano es frecuente, ya que Dioniso une en su propia persona lo humano y lo divino, la mortalidad y la inmortalidad. Es el único olímpico con madre humana, y experimentó la muerte al ser desmembrado por los Titanes, aunque prevaleció su naturaleza inmortal. En su personalidad, la vida y la muerte están en tensión, y es él quien proporciona a sus seguidores la lisis, la relajación y disolución de la psique que libera el alma y funciona simbólicamente como una liberación del espíritu tras la muerte del cuerpo. Por ello, los temas vinculados a su figura y su culto eran particularmente apropiados para un espacio liminal, a medio camino entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos, como el monumento funerario (fig. 3).

Bibliografía:

- ELVIRA BARBA, M.A. Arte y Mito. Manual de iconografía clásica. Sílex. 2008.
- DE GRUMMON, E. “Imágenes báquicas y prácticas de culto en la Italia romana”, en La Villa de los Misterios de Pompeya: Ritual antiguo, museo moderno. Museo de Arqueología Kelsey y Museo de Arte de la Universidad de Michigan. 2000. Págs. 73-83.
- KERÉNYI, C. Dionisos: Imagen arquetípica de la vida indestructible. Princeton University Press. 1976.
- PAILLER, J. M. “Le monde de Bacchus”. Anabases, n. 4. 2006.
- SEAFORD, R. Dionysos. Routledge. 2006.

Parallels:

Fig. 1 Fragmento de sarcófago con máscara de sátiro. Imperio romano, ca. 220-235 d. C. Mármol proconésico, 28 x 24 cm. Palacio de Glieniche, Berlín-Wansee, inv. SPSG, Skulpt.slg. 4388.

Fig. 2 Cráter Borghese. Atenas, obra griega para el mercado romano, ca. 40-30 a. C. Mármol pentélico, 172 cm de altura. Museo del Louvre, París, inv. MR 985, N 274, Ma 86.

Fig. 3. Frontal de sarcófago con el triunfo de Dioniso en la India. Imperio romano, finales del siglo II d. C. Mármol, 87,6 x 217,8 cm. Museo de Bellas Artes de Houston, inv. 2003.53.1.




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