École Catalane (XX) - Vue sur la vallée

Pictura Subastas presenta esta magnífica obra de arte perteneciente a la escuela catalana, que representa una vista amplia desde una colina hacia un valle con un pueblo, transmitiendo serenidad, contemplación y el profundo silencio del paisaje rural. La pintura destaca por su excelente técnica y la gran calidad pictórica que transmite.

· Dimensiones con marco: 57x69x5 cm.
· Dimensiones sin marco: 32x45 cm.
· Óleo sobre tabla firmado a mano por el artista en la parte posterior de la obra.
· La pieza se encuentra en buen estado de conservación.
· La obra se vende con precioso marco con vidrio protector (incluido en la subasta como regalo).

La obra procede de una exclusiva colección privada en Girona.

Nota importante: las fotografías incluidas forman parte integral de la descripción del lote.

El cuadro será embalado de manera profesional por un experto de IVEX (https://www.instagram.com/ivex.online/), utilizando materiales de alta calidad para garantizar su protección. El precio del envío cubre tanto el coste del embalaje profesional como el propio transporte.
El envío se realizará por Correos, GLS o NACEX con seguimiento. Envíos disponibles a nivel internacional.

------------------------------------------------------------------

Este cuadro nos transporta a un paisaje amplio y sereno, donde la naturaleza se despliega bajo un cielo luminoso que parece extenderse infinitamente. La escena se sitúa en un punto elevado desde el cual se contempla un vasto valle que desciende hacia un pequeño pueblo. El horizonte se abre en capas de montes suavemente ondulados, pintados en tonos azulados y verdosos que se difuminan en la lejanía, creando una atmósfera de quietud y profundidad. Sobre ellos, las nubes flotan dispersas, capturando la luz del día y aportando textura y movimiento al cielo, que domina la parte superior de la composición.
La mirada se dirige hacia el pueblo asentado en el valle, donde una colección de casitas agrupadas sugiere la vida tranquila de una comunidad rural. Los tejados rojizos y las formas pequeñas evocan un ambiente íntimo y humano en contraste con la grandeza natural del entorno. Entre las construcciones, destaca una torre, posiblemente parte de una iglesia o edificio importante, que sobresale como punto de referencia en la distancia. La luz que recorre el paisaje resalta distintos tonos, desde tierras suaves hasta toques de verdor que marcan caminos y campos cultivados.
En la parte media de la composición, la tierra se extiende con tonos marrones y verdes suaves, creando un tapiz que sugiere praderas, caminos y campos abiertos. El terreno parece trabajar sus propios ritmos, como si la naturaleza avanzara lentamente siguiendo ciclos eternos. El verde fosforescente que aparece en pequeñas áreas aporta un toque de vivacidad y frescura, recordando la fertilidad de la tierra y los brotes que emergen silenciosamente con la llegada de la luz.
En primer plano, una figura vestida con tonos azules se convierte en el punto focal humano de la escena. Parece estar contemplando el paisaje, de pie junto a un camino y acompañado de otra figura más discreta o un objeto cercano. Su postura sugiere pausa, reflexión, la calma de alguien que se detiene a observar el mundo desde un lugar apartado. A un lado, formaciones rocosas añaden textura y solidez, marcando una puerta natural que abre paso al valle. Las sombras sobre el suelo generan contraste y profundidad, guiando suavemente la mirada hacia el horizonte.
En conjunto, este cuadro transmite serenidad, contemplación y un profundo vínculo entre la figura humana y el paisaje que la rodea. La amplitud del horizonte, la suavidad de las montañas y la quietud del pueblo invitan al espectador a respirar lentamente, como si el tiempo se hubiese detenido para permitir la reflexión silenciosa. Es una celebración del sosiego rural, del espacio abierto y del momento íntimo en el que un observador se detiene a admirar la belleza vasta y silenciosa de la naturaleza.