Imperio seléucida Bronce Flecha con emblema de Antíoco VII Sidetes. Licencia de Exportación española. (Sin Precio de Reserva)

OBJETO: Punta de flecha con emblema de Antíoco VII Sidetes
Material: bronce
CULTURA: Imperio seléucida
PERIODO: Batalla contra los asmoneos, 138 a.C.
DIMENSIONES: 65 mm x 18 mm
Condición: buen estado
PROCEDENCIA: Ex colección privada inglesa, adquirida antes de los años 90
PARALELO: The Metropolitan Museum of Art, Número de acceso 08.99.16–.17.
MAZIS M., WRIGHT N.L., Arqueros, Antíoco VII Sidetes y las puntas de flecha, pág. 207, Fig. A a D.
T. ARIEL, D., EVIDENCIA ARQUEOLÓGICA DEL ASEDIO DE JERUSALÉN POR ANTÍOCO VII SIDETES, págs. 241-242

Antíoco VII Sidetes, rey del Imperio seléucida, gobernó del 138 al 129 a. C. Se le recuerda a menudo por intentar restaurar el poder menguante del estado seléucida, gravemente debilitado por conflictos internos y amenazas externas. Tras ascender al trono, Antíoco VII se propuso recuperar los territorios perdidos ante facciones rivales, incluyendo el reino de Judea, liderado por la dinastía asmonea. Su campaña contra los asmoneos, una familia gobernante judía que había establecido un estado semiindependiente, formó parte de su estrategia más amplia para reafirmar el dominio seléucida sobre la región.

El conflicto entre Antíoco VII y los asmoneos alcanzó su punto álgido durante su asedio a Jerusalén en el año 134 a. C. En ese momento, Juan Hircano, gobernante asmoneo, consolidaba su poder en Judea tras la muerte de su padre, Simón Macabeo. A pesar de su resistencia inicial, los asmoneos se vieron obligados a negociar con Antíoco VII, quien contaba con una fuerza militar superior. El asedio concluyó con un compromiso: los asmoneos conservaron cierto grado de autonomía, pero se les exigió pagar tributo y reconocer la autoridad seléucida. Este resultado demostró el enfoque pragmático de Antíoco VII para lidiar con los territorios rebeldes.

Sin embargo, los éxitos de Antíoco VII en Judea fueron efímeros. Pronto emprendió una ambiciosa campaña contra los partos, quienes representaban una amenaza significativa para las fronteras orientales del Imperio seléucida. Esta campaña terminó en desastre, ya que Antíoco VII fue asesinado en el 129 a. C. Su muerte marcó el fin efectivo de la influencia seléucida en Judea, lo que permitió a los asmoneos consolidar aún más su poder y, finalmente, obtener la independencia total. El conflicto entre Antíoco VII y los asmoneos simboliza el declive del Imperio seléucida y el auge de la dinastía asmonea en la región.

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