Imperio romano. Septimio Severo (193-211 e. c.). Denarius Rome - Emperor, togate, holding branch and short transverse sceptre

GOBERNANTE: Septimius Severus
FECHA: 218 - 222 d.C.
DENOMINACIÓN: Denarius
Material: plata, AR
TAMAÑO Y PESO: 18 mm, 3,2 g
Anverso: SEVERVS PIVS AVG, cabeza laureada de Septimio Severo a la derecha.
REVERSO: FVNDATOR PACIS, Septimius Severus, velado, de pie, mirando al frente, con la cabeza hacia la izquierda, sosteniendo una rama en la mano derecha y un rollo en la izquierda.
REFERENCIAS: BMC 330; Cohen 205; RIC 265.

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Lucio Septimio Severo (reinó de 193 a 211 d.C.) fue el fundador de la poderosa dinastía Severa y un emperador romano de gran importancia que emergió victorioso del tumultuoso Año de los Cinco Emperadores. Nacido en Leptis Magna, Tripolitania (actual Libia), fue el primer emperador romano procedente de la provincia de África. Severo siguió una carrera senatorial tradicional hasta que el asesinato del emperador Pertinax en 193 d.C. provocó una guerra civil. Aprovechando su mando sobre las legiones de Panonia, marchó hacia Roma y tomó el trono, aunque luego pasó los siguientes cuatro años consolidando su poder derrotando a dos rivales poderosos: Pescenio Niger en el Este y Clodio Albino en el Oeste. Su victoria decisiva en la Batalla de Lugduno en 197 d.C. aseguró su control indiscutido sobre todo el Imperio Romano.

El reinado de Severo se caracterizó por un fuerte énfasis en lo militar, reconociendo que el ejército era la verdadera fuente del poder imperial en el turbulento siglo III. Aumentó el salario de los soldados, les concedió nuevos privilegios (como el derecho a casarse mientras estaban en servicio) y amplió el número de legiones, declarando célebremente a sus hijos: «Enriquezcan a los soldados y menosprecien a todos los demás». Esta política le aseguró la lealtad inquebrantable de las tropas, pero también puso una enorme carga en las arcas imperiales y cambió fundamentalmente el equilibrio de poder, desplazándolo del Senado hacia el ejército. Administrativamente, fue un gobernante severo pero eficaz, aumentando la eficiencia del servicio civil e implementando reformas legales basadas en su extenso entrenamiento jurídico.

Los últimos años de su reinado se dedicaron a campañas militares exitosas. Libró una guerra victoriosa contra el Imperio parto, capturando su capital, Ctesifonte, y reorganizando la frontera oriental. Hacia el final de su vida, viajó a Bretaña para hacer frente a las incursiones persistentes de las tribus del norte. Lideró personalmente una expedición masiva a Caledonia (Escocia), fortaleciendo y expandiendo las defensas a lo largo del Muro de Adriano y sus fortalezas asociadas. Septimio Severo murió en Eboracum (York) en el año 211 d.C., tras haber restablecido la autoridad y estabilidad imperial después de años de conflictos civiles. Su consejo final a sus hijos, Caracalla y Geta, fue: «Sé armonioso, enriquece a los soldados y desprecia a todos los demás hombres», una máxima que subrayaba la naturaleza marcial de su legado.