European School (XVII) - NO RESERVE - The Descent from the Cross - After Rubens





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The Descent from the Cross - After Rubens, pintura al óleo sobre lienzo del siglo XVII, Francia, escuela europea barroca, tema religioso, con marco.
Descripción del vendedor
FICHA TÉCNICA
Óleo sobre lienzo.
Medidas: 81 × 61 cm; con marco 98 × 78 cm.
Escuela flamenca barroca, finales del siglo XVI – inicios del XVII.
Escuela Europea (XVII) After Rubens.
Soporte: lienzo antiguo, reentelado, con bastidor posterior más moderno.
Estado de conservación: craquelado fino generalizado, oscurecimiento de barnices y ligeras abrasiones de superficie; la estructura pictórica se mantiene sólida y legible con restauraciones bien integradas.
Marco: sobrio marco negro con filete interior dorado, de inspiración barroca, que realza el carácter devocional y museístico de la obra.
ARGUMENTOS PARA UNA ATRIBUCIÓN AL TALLER / CÍRCULO DE RUBENS
El esquema general de composición –diagonal principal del cuerpo de Cristo, grupo compacto de personajes que lo envuelven, cruz parcialmente fuera de campo– es plenamente coherente con las fórmulas rubenianas para el Descendimiento, conocidas a través de lienzos y grabados difundidos desde su taller.
El tratamiento anatómico del cuerpo de Cristo, de musculatura robusta y torsión serpentinata, revela un conocimiento directo de los modelos clásicos y miguelangelescos que Rubens estudió intensamente.
Las manos y cabezas de algunos personajes, especialmente el varón barbado que sujeta el sudario, muestran una concepción muy cercana a la del maestro, aunque el acabado carece del último grado de refinamiento, lo que apunta a la intervención de un ayudante cualificado siguiendo un cartón o boceto rubeniano.
La paleta cálida de carnaciones doradas, blancos ligeramente quebrados y rojos profundos, así como el uso de veladuras oscuras para unificar las sombras, se inscribe en la práctica técnica de la escuela de Rubens de las primeras décadas del siglo XVII.
La densidad y antigüedad visibles en el craquelado, junto con la estructura del dibujo subyacente que se intuye bajo las capas de color, parecen compatibles con una ejecución de época, no con una copia académica posterior.
No obstante, ciertas rigideces en la articulación de las figuras secundarias, la menor brillantez lumínica y el modelado algo más duro de algunos rostros invitan a situar esta pintura en el ámbito del taller o círculo próximo más que en la mano directa de Rubens, manteniendo una prudente atribución “attrib. workshop of Peter Paul Rubens” pendiente de estudio técnico (radiografías, reflectografía infrarroja y análisis de pigmentos) que podría precisar su grado de proximidad al maestro.
VALORACIÓN ESTÉTICA, MARCO Y POTENCIAL COLECTOR
Pese al oscurecimiento de barnices, la obra conserva una gran fuerza dramática y una presencia devocional muy intensa, con un ritmo de diagonales y miradas que guía al espectador por la escena. El lienzo posee la cualidad teatral y emotiva que se busca en la pintura barroca de temática pasionista y se sitúa claramente por encima de la producción media de su tiempo.
El marco negro con filete dorado –de gusto sobrio, probablemente posterior pero bien elegido– dialoga eficazmente con la obra: refuerza el contraste claro-oscuro, confiere gravedad litúrgica y permite su presentación inmediata en un contexto museístico o en una colección especializada de pintura antigua.
Desde el punto de vista pericial, se trata de una pieza de alto interés para el mercado de pintura flamenca antigua, especialmente por su cercanía compositiva y estilística al universo rubeniano.
Una restauración profesional que limpie barnices y estabilice la superficie, junto con un estudio técnico riguroso y la eventual publicación en catálogo razonado o exposición especializada, podrían elevar significativamente su consideración y situarla en un rango de valoración propio de las mejores obras de taller vinculadas a uno de los maestros más cotizados del barroco europeo.
DESCRIPCIÓN COMPOSITIVA E ICONOGRÁFICA
La escena representa el Descendimiento de Cristo, con el cuerpo inerte de Jesús siendo desclavado y entregado a las figuras que aguardan al pie de la cruz.
La composición es marcadamente vertical, articulada en torno a una poderosa diagonal que desciende desde la parte superior izquierda –el travesaño de la cruz y el lienzo blanco del sudario– hasta el cuerpo de Cristo, sostenido por varios personajes.
En la zona alta, dos hombres trepados a la escala manipulan el sudario, generando una masa luminosa que contrasta con el fondo tenebroso. Bajo ellos, un varón barbado –probable José de Arimatea– y otro personaje sostienen el torso y el brazo de Cristo.
En la parte inferior se agrupan las santas mujeres, entre ellas una figura juvenil vestida de rojo que eleva el brazo hacia el cuerpo de Jesús, y otra arrodillada que dirige la mirada hacia el espectador, intensificando el vínculo emocional.
El claroscuro envuelve la escena en una atmósfera dramática: el fondo se mantiene en penumbra mientras los rostros, manos y pliegues principales emergen en zonas de luz cálida, concentrando la atención en el cuerpo de Cristo y en los gestos de dolor y recogimiento.
El conjunto responde a un lenguaje plenamente contrarreformista, pensado para la contemplación devota.
ESTILO, ESCUELA Y CONTEXTO RUBENIANO
El tratamiento volumétrico de los cuerpos, de musculatura poderosa y torsiones dinámicas, sitúa la obra en el ámbito del primer barroco flamenco. La pincelada es suelta pero disciplinada, con empastes más generosos en carnaciones y paños y una paleta dominada por ocres dorados, tierras rojizas, verdes apagados y negros cálidos, muy afín al repertorio cromático de Rubens en su etapa temprana.
La composición recuerda a los modelos ideados por Rubens para temas de Pasión: estructura piramidal, cruz desplazada, acumulación de figuras en torno a Cristo y uso de diagonales cruzadas para dirigir la mirada.
Los rostros muestran tipos fisonómicos rubenianos –narices rectas, ojos almendrados, barbas densas–, aunque con un acabado algo más seco y menos sofisticado que en las obras autógrafas, rasgo habitual en ejecuciones de taller.
Se aprecian ecos de la tradición manierista italiana (Tintoretto, los Bassano) en los escorzos y en la gestualidad vehemente de las figuras, filtrados por la síntesis barroca característica del entorno de Rubens, activo entre Italia y Amberes hacia 1600-1620.
El vendedor y su historia
FICHA TÉCNICA
Óleo sobre lienzo.
Medidas: 81 × 61 cm; con marco 98 × 78 cm.
Escuela flamenca barroca, finales del siglo XVI – inicios del XVII.
Escuela Europea (XVII) After Rubens.
Soporte: lienzo antiguo, reentelado, con bastidor posterior más moderno.
Estado de conservación: craquelado fino generalizado, oscurecimiento de barnices y ligeras abrasiones de superficie; la estructura pictórica se mantiene sólida y legible con restauraciones bien integradas.
Marco: sobrio marco negro con filete interior dorado, de inspiración barroca, que realza el carácter devocional y museístico de la obra.
ARGUMENTOS PARA UNA ATRIBUCIÓN AL TALLER / CÍRCULO DE RUBENS
El esquema general de composición –diagonal principal del cuerpo de Cristo, grupo compacto de personajes que lo envuelven, cruz parcialmente fuera de campo– es plenamente coherente con las fórmulas rubenianas para el Descendimiento, conocidas a través de lienzos y grabados difundidos desde su taller.
El tratamiento anatómico del cuerpo de Cristo, de musculatura robusta y torsión serpentinata, revela un conocimiento directo de los modelos clásicos y miguelangelescos que Rubens estudió intensamente.
Las manos y cabezas de algunos personajes, especialmente el varón barbado que sujeta el sudario, muestran una concepción muy cercana a la del maestro, aunque el acabado carece del último grado de refinamiento, lo que apunta a la intervención de un ayudante cualificado siguiendo un cartón o boceto rubeniano.
La paleta cálida de carnaciones doradas, blancos ligeramente quebrados y rojos profundos, así como el uso de veladuras oscuras para unificar las sombras, se inscribe en la práctica técnica de la escuela de Rubens de las primeras décadas del siglo XVII.
La densidad y antigüedad visibles en el craquelado, junto con la estructura del dibujo subyacente que se intuye bajo las capas de color, parecen compatibles con una ejecución de época, no con una copia académica posterior.
No obstante, ciertas rigideces en la articulación de las figuras secundarias, la menor brillantez lumínica y el modelado algo más duro de algunos rostros invitan a situar esta pintura en el ámbito del taller o círculo próximo más que en la mano directa de Rubens, manteniendo una prudente atribución “attrib. workshop of Peter Paul Rubens” pendiente de estudio técnico (radiografías, reflectografía infrarroja y análisis de pigmentos) que podría precisar su grado de proximidad al maestro.
VALORACIÓN ESTÉTICA, MARCO Y POTENCIAL COLECTOR
Pese al oscurecimiento de barnices, la obra conserva una gran fuerza dramática y una presencia devocional muy intensa, con un ritmo de diagonales y miradas que guía al espectador por la escena. El lienzo posee la cualidad teatral y emotiva que se busca en la pintura barroca de temática pasionista y se sitúa claramente por encima de la producción media de su tiempo.
El marco negro con filete dorado –de gusto sobrio, probablemente posterior pero bien elegido– dialoga eficazmente con la obra: refuerza el contraste claro-oscuro, confiere gravedad litúrgica y permite su presentación inmediata en un contexto museístico o en una colección especializada de pintura antigua.
Desde el punto de vista pericial, se trata de una pieza de alto interés para el mercado de pintura flamenca antigua, especialmente por su cercanía compositiva y estilística al universo rubeniano.
Una restauración profesional que limpie barnices y estabilice la superficie, junto con un estudio técnico riguroso y la eventual publicación en catálogo razonado o exposición especializada, podrían elevar significativamente su consideración y situarla en un rango de valoración propio de las mejores obras de taller vinculadas a uno de los maestros más cotizados del barroco europeo.
DESCRIPCIÓN COMPOSITIVA E ICONOGRÁFICA
La escena representa el Descendimiento de Cristo, con el cuerpo inerte de Jesús siendo desclavado y entregado a las figuras que aguardan al pie de la cruz.
La composición es marcadamente vertical, articulada en torno a una poderosa diagonal que desciende desde la parte superior izquierda –el travesaño de la cruz y el lienzo blanco del sudario– hasta el cuerpo de Cristo, sostenido por varios personajes.
En la zona alta, dos hombres trepados a la escala manipulan el sudario, generando una masa luminosa que contrasta con el fondo tenebroso. Bajo ellos, un varón barbado –probable José de Arimatea– y otro personaje sostienen el torso y el brazo de Cristo.
En la parte inferior se agrupan las santas mujeres, entre ellas una figura juvenil vestida de rojo que eleva el brazo hacia el cuerpo de Jesús, y otra arrodillada que dirige la mirada hacia el espectador, intensificando el vínculo emocional.
El claroscuro envuelve la escena en una atmósfera dramática: el fondo se mantiene en penumbra mientras los rostros, manos y pliegues principales emergen en zonas de luz cálida, concentrando la atención en el cuerpo de Cristo y en los gestos de dolor y recogimiento.
El conjunto responde a un lenguaje plenamente contrarreformista, pensado para la contemplación devota.
ESTILO, ESCUELA Y CONTEXTO RUBENIANO
El tratamiento volumétrico de los cuerpos, de musculatura poderosa y torsiones dinámicas, sitúa la obra en el ámbito del primer barroco flamenco. La pincelada es suelta pero disciplinada, con empastes más generosos en carnaciones y paños y una paleta dominada por ocres dorados, tierras rojizas, verdes apagados y negros cálidos, muy afín al repertorio cromático de Rubens en su etapa temprana.
La composición recuerda a los modelos ideados por Rubens para temas de Pasión: estructura piramidal, cruz desplazada, acumulación de figuras en torno a Cristo y uso de diagonales cruzadas para dirigir la mirada.
Los rostros muestran tipos fisonómicos rubenianos –narices rectas, ojos almendrados, barbas densas–, aunque con un acabado algo más seco y menos sofisticado que en las obras autógrafas, rasgo habitual en ejecuciones de taller.
Se aprecian ecos de la tradición manierista italiana (Tintoretto, los Bassano) en los escorzos y en la gestualidad vehemente de las figuras, filtrados por la síntesis barroca característica del entorno de Rubens, activo entre Italia y Amberes hacia 1600-1620.

