Fósil de Cleoniceras – El eco de profundidades perdidas - Concha fosilizada - Cleoniceras Sp. - 207 mm - 184 mm





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Fósil Cleoniceras – El eco de las profundidades perdidas, espécimen natural de Cleoniceras Sp. procedente de Madagascar, del Cretácico (145–66 millones de años), pulido y montado sobre base de madera y latón.
Descripción del vendedor
Fósil de Cleoniceras – El eco de los abismos perdidos
Esta espléndida ammonite Cleoniceras, proveniente de Madagascar, es un fósil que lleva consigo el aliento de los océanos cretáceos, cuando la vida marina proliferaba y las ammonites surcaban los mares como señores silenciosos. Hoy, petrificada y transformada en una obra natural, conserva intacta su espiral armoniosa: un símbolo eterno de equilibrio y de ciclicidad. Las suturas, finamente entrelazadas y similares a ramificaciones vegetales, crean un efecto gráfico extraordinario, casi un bordado grabado con la paciencia del tiempo. Los colores, que van desde el dorado marrón al cobre, del gris al miel, aportan profundidad y movimiento, como si el fósil aún estuviera atravesado por olas de luz marina. Montada sobre una sólida base de madera y latón, la ammonite adquiere un carácter escultórico y decorativo: un puente entre ciencia y estética, capaz de enriquecer colecciones y ambientes con su presencia imponente y refinada. El Cleoniceras es un fragmento auténtico de historia natural, una criatura extinta que ha encontrado nueva vida en la piedra. Cada detalle narra millones de años de transformaciones geológicas, haciendo de este fósil no solo un hallazgo para admirar, sino también un custodio de memorias ancestrales, una invitación a contemplar el infinito ciclo de la naturaleza.
Medidas de la ammonite: 149 x 184 x 41 mm
El vendedor y su historia
Fósil de Cleoniceras – El eco de los abismos perdidos
Esta espléndida ammonite Cleoniceras, proveniente de Madagascar, es un fósil que lleva consigo el aliento de los océanos cretáceos, cuando la vida marina proliferaba y las ammonites surcaban los mares como señores silenciosos. Hoy, petrificada y transformada en una obra natural, conserva intacta su espiral armoniosa: un símbolo eterno de equilibrio y de ciclicidad. Las suturas, finamente entrelazadas y similares a ramificaciones vegetales, crean un efecto gráfico extraordinario, casi un bordado grabado con la paciencia del tiempo. Los colores, que van desde el dorado marrón al cobre, del gris al miel, aportan profundidad y movimiento, como si el fósil aún estuviera atravesado por olas de luz marina. Montada sobre una sólida base de madera y latón, la ammonite adquiere un carácter escultórico y decorativo: un puente entre ciencia y estética, capaz de enriquecer colecciones y ambientes con su presencia imponente y refinada. El Cleoniceras es un fragmento auténtico de historia natural, una criatura extinta que ha encontrado nueva vida en la piedra. Cada detalle narra millones de años de transformaciones geológicas, haciendo de este fósil no solo un hallazgo para admirar, sino también un custodio de memorias ancestrales, una invitación a contemplar el infinito ciclo de la naturaleza.
Medidas de la ammonite: 149 x 184 x 41 mm

