Bachibouzouk (1977) - Warhol vs Banksy vs Hirst





| 54 € | ||
|---|---|---|
| 45 € | ||
| 40 € |
Protección del Comprador de Catawiki
Tu pago está protegido con nosotros hasta que recibas tu objeto.Ver detalles
Trustpilot 4.4 | 122630 valoraciones
Valoración Excelente en Trustpilot.
Bachibouzouk (1977) firmado a mano y realizado en Bélgica en 2025, Warhol vs Banksy vs Hirst es una pintura acrílica en edición limitada 2/20, 60 cm por 42 cm, estilo street art, en estado Fair.
Descripción del vendedor
Espléndido trabajo del artista bruselense Bachibouzouk.
En esta serie, el artista bruselense Bachibouzouk juega a saltar la oveja con la historia del arte como un niño demasiado curioso que habría puesto la mano en un museo y una bomba de pintura. A través de estos 'Tomato Soup Can', orquesta una colisión alegremente improbable entre tres gigantes del arte contemporáneo: Warhol, Banksy y Hirst. Un tricentrismo pop, urbano y clínico, pasado por la trituradora de aerosol, como solo Bachibouzouk sabe hacerlo.
El punto de partida, por supuesto, es el cartel de Banksy, que ya es un guiño (o un guiño del guiño) a la icónica Campbell’s Soup de Andy Warhol. Bachibouzouk se desliza como el cuarto mosquetero, pero armado no con una espada, sino con puntos — esos famosos puntos obsesivos de Damien Hirst, que coloca cuidadosamente en cada lata. El resultado: un diálogo entre tres estéticas que ninguna de ellas pedía un interlocutor... y sin embargo, juntas empiezan a hablar, fuerte, e incluso a reír.
Los aerosoles, cuidadosamente seleccionados en una paleta vibrante, vienen a desafiar el legado demasiado prudente de los talleres. Cada color parece proclamar: «¿Y si el arte contemporáneo dejara de tomarse demasiado en serio por tres minutos?»
Pero detrás del humor, hay un pensamiento profundo: Bachibouzouk cuestiona la repetición industrial de las íconos artísticas. ¿Qué sucede con un símbolo cuando se copia, luego se copia la copia, y después se vuelve a pintar sobre las referencias ya derivadas? Quizá algo más honesto: una obra que acepta que no nació sola, sino en un bullicio cultural, un carnaval de imágenes y de desviaciones.
Superponiendo estas capas de referencias, el artista transforma la lata — objeto cotidiano, símbolo de consumo, fetiche pop — en una metáfora de nuestra época saturada: todo ya está visto, remixado, derivado… y sin embargo, gracias a un gesto singular (y algunos buenos sprays), surge algo nuevo. Es como si, al girar en un museo de espejos, termináramos por ver nuestro propio reflejo.
Con mucho ingenio, un toque de irreverencia y una lucidez alegre, Bachibouzouk nos recuerda que el arte quizás sea, ante todo, un juego: un juego serio, sí, pero un juego al fin y al cabo. Y en ese juego, sus Tomato Soup Can son las piezas que hacen saltar todas las cerraduras.
Espléndido trabajo del artista bruselense Bachibouzouk.
En esta serie, el artista bruselense Bachibouzouk juega a saltar la oveja con la historia del arte como un niño demasiado curioso que habría puesto la mano en un museo y una bomba de pintura. A través de estos 'Tomato Soup Can', orquesta una colisión alegremente improbable entre tres gigantes del arte contemporáneo: Warhol, Banksy y Hirst. Un tricentrismo pop, urbano y clínico, pasado por la trituradora de aerosol, como solo Bachibouzouk sabe hacerlo.
El punto de partida, por supuesto, es el cartel de Banksy, que ya es un guiño (o un guiño del guiño) a la icónica Campbell’s Soup de Andy Warhol. Bachibouzouk se desliza como el cuarto mosquetero, pero armado no con una espada, sino con puntos — esos famosos puntos obsesivos de Damien Hirst, que coloca cuidadosamente en cada lata. El resultado: un diálogo entre tres estéticas que ninguna de ellas pedía un interlocutor... y sin embargo, juntas empiezan a hablar, fuerte, e incluso a reír.
Los aerosoles, cuidadosamente seleccionados en una paleta vibrante, vienen a desafiar el legado demasiado prudente de los talleres. Cada color parece proclamar: «¿Y si el arte contemporáneo dejara de tomarse demasiado en serio por tres minutos?»
Pero detrás del humor, hay un pensamiento profundo: Bachibouzouk cuestiona la repetición industrial de las íconos artísticas. ¿Qué sucede con un símbolo cuando se copia, luego se copia la copia, y después se vuelve a pintar sobre las referencias ya derivadas? Quizá algo más honesto: una obra que acepta que no nació sola, sino en un bullicio cultural, un carnaval de imágenes y de desviaciones.
Superponiendo estas capas de referencias, el artista transforma la lata — objeto cotidiano, símbolo de consumo, fetiche pop — en una metáfora de nuestra época saturada: todo ya está visto, remixado, derivado… y sin embargo, gracias a un gesto singular (y algunos buenos sprays), surge algo nuevo. Es como si, al girar en un museo de espejos, termináramos por ver nuestro propio reflejo.
Con mucho ingenio, un toque de irreverencia y una lucidez alegre, Bachibouzouk nos recuerda que el arte quizás sea, ante todo, un juego: un juego serio, sí, pero un juego al fin y al cabo. Y en ese juego, sus Tomato Soup Can son las piezas que hacen saltar todas las cerraduras.

