Jules Atarax (1985) - Transhuman

Obra del pintor belga Jules Atarax.

Se trata de una pieza rara de su primera etapa, aquella en la que pintaba instintivamente con mucha energía y rabia. Esta pintura representa al hombre del mañana. Un ersatz monstruoso que ya no tiene conciencia de sí mismo. De ahí el transhuman. Se ha convertido en otra cosa.

Pintura acrílica.

El artista es una propuesta anti-pop y su producción está gestionada exclusivamente por las ediciones dantescas. Él produce piezas por pura pasión. Hay dos grandes partes en su obra: la parte cruda, antes de 2023, y la parte más compleja y suave posterior a 2023.

Sus obras se encuentran en colecciones privadas en Estados Unidos, Suiza, Polonia, Alemania, Bélgica, Países Bajos, Francia e Italia.

Jules Atarax es un pintor belga nacido en 1985. Todo y nada lo predestinaron a la pintura. Procedente de las profundidades de Valonia, recibió una educación distinta a la que lo caracterizaba: creación y pensamiento. En él, podemos ver a un Dante moderno catapultado al segundo milenio. Tras años de práctica como escritor, en 2019 decidió dedicarse a la pintura.

Esta idea le surgió tras encontrarse con una pintura abstracta de William Turner, "Paisaje con un río y una bahía al fondo", en el Louvre. Conmovido por la fuerza de esta abstracción, tomó la decisión de dedicarse a la pintura el resto de su vida. Así, decidió dedicarse a ella con ahínco. Su práctica pictórica es poderosa, se sitúa entre el arte bruto, el expresionismo y el arte naif, pero también se inclina hacia la abstracción, ya que, a pesar de su avanzada edad, el artista aún se encuentra en las primeras etapas de su práctica y experimenta mucho.

Van Gogh decía que se necesitan mil lienzos y diez años para convertirse en un buen pintor. Jules Atarax es consciente de que tiene que trabajar aún más. Pero su estilo ya está bien establecido y podemos reconocerlo con facilidad. Esto le valió cierto reconocimiento y le permitió vender algunas pinturas en todo el mundo. Su enfoque y técnica lo sitúan en medio del triángulo Soutine-Basquiat-Condo, justo en el centro del neoexpresionismo. Su pintura desprende mucha fuerza por los colores utilizados, pero también por el gesto de ira y las pocas palabras que usa. Se ha dedicado especialmente a la composición de los llamados retratos "alucinados", que revelan lo que se esconde tras la máscara humana.

Afirma pertenecer a numerosas corrientes y pintores. Al igual que Modigliani, tiene una mirada benévola y muy interesada en diversas prácticas artísticas. Lo que más le importa es la honestidad de su enfoque, lo que lo impulsa si la obra logra liberar el alma extra del artista. Va mucho más allá de la pura técnica. Más bien, habla de visión, que intenta conceptualizar a través de sus propias observaciones y escritos mientras trabaja en lo que él llama vitalismo. Su alternancia entre la escritura y la pintura le permite mantener una mirada crítica sobre su práctica.

Ha pintado más de cien lienzos, en su mayoría retratos alucinatorios, así como una serie abstracta que tituló "Superando la Oscuridad", aún en proceso. Su primera exposición individual, "Todos Locos", tuvo un gran éxito, lo que lo impulsó a evolucionar en su enfoque y a crear otros.