Confucius | [Anonyme] [les Père Couplet, Herdtrich, Intorcetta et Rougemont] [Simon Foucher et, - La Morale de Confucius, Philosophe de la Chine. Suivi de : Lettre sur la Morale de Confucius, - 1688

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Volker Riepenhausen
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Rara primera edición francesa (1688) en un solo volumen que reúne La Morale de Confucius, Philosophe de la Chine y Lettre sur la Morale de Confucius, de Confucius con traductores anónimos, en francés, encuadernación dura, 129+2 páginas, impresión en Ámsterdam y París 1688, en buen estado.

Resumen redactado con la ayuda de la IA

Descripción del vendedor

[Anónimo] [los Père Couplet, Herdtrich, Intorcetta y Rougemont] [Simon Foucher y, quizás, el periodista Jean de Labrune] [China | China]

La moral de Confucio, filósofo de China.

En Ámsterdam, en la casa de Pierre Savouret; en la Kalver-Straat, 1688

(20)-100 páginas

Seguido de:

Carta sobre la moral de Confucio, filósofo de China

En París, en casa de Daniel Horthemels, en la calle S. Jacques, en el Moecenas, 1688.

páginas 29-1

2 libros encuadernados en un volumen pequeño in-8 (161 x 105 mm | altura de márgenes: 154 mm).

Encuadernación estrictamente de la época, en full cuero fauve granulado, lomo con nervios y adornos en oro, pieza de título en cuero de color rojo, bordes moteados en rojo, encuadernación y guardas en papel marmolado. Encuadernación sólida pero con algunos desgastes y faltantes de cuero en las cabezas y esquinas, falta de cuero a lo largo del lomo en la parte superior, cuero rajado en los lomos. Sin embargo, la encuadernación es resistente y merece una restauración de calidad (ejemplar que no ha sido restaurado hasta la fecha). Interior fresco (ligera humedad sin gravedad en el margen interior superior del final del volumen). Completamente collacionado. Sin la hoja de errata que indica los errores a corregir y que debería estar después de la página 100 (hoja que nunca fue encuadernada en nuestro volumen). Los errores indicados están presentes en nuestro ejemplar.

Muy rara primera edición en francés de la Moral de Confucio.

Este pequeño libro se considera la primera obra en introducir el confucianismo en Francia y, en general, en el mundo occidental.

En 1687 aparece en París el Confucius Sinarum philosophus de los padres jesuitas Couplet, Herdtrich, Intorcetta y Rougemont. Un gran in-folio, en latín. Una referencia para los intelectuales, pero poco práctico para el público general, que puede tener interés en descubrir a Confucius en francés a menor costo. Dos traductores-compiladores-comentaristas, en latín y francés, trabajan en ello y publican al año siguiente dos opúsculos: el canónigo Simon Foucher y, quizás, el periodista Jean de Labrune. A menos que sea el presidente Cousin, según se dice. O el padre Couplet mismo, aún se comenta. El nombre del autor parece tener menos importancia que el hecho de hacer accesible a Confucius y una idea de su moral por primera vez en francés.

Aquí veremos ensayos de moral, que son golpes maestros. Todo es sólido allí, porque la recta razón, esa verdad interior que está en el alma de todos los hombres, y que nuestro filósofo consultaba constantemente, sin prejuicio, guiaba todas sus palabras. Por eso, las reglas que da y los deberes a los que exhorta son tales que nadie no se siente inicialmente inclinado a dar su aprobación. No hay nada falso en sus razonamientos, nada extremo, ninguna de esas subtilidades espantosas que se ven en los tratados de moral de la mayoría de los metafísicos de hoy.

Se puede juzgar cuánto le deben al público los padres Intorcetta y Couplet, jesuitas, quienes tradujeron del chino al latín los tres libros de Confucio, de los cuales hemos extraído esta pieza de moral que se publica. Hemos elegido las cosas más importantes y hemos dejado varias que, aunque buenas en sí mismas y especialmente conformes al espíritu de las personas para quienes fueron dichas y escritas, podrían parecer, quizás, demasiado vulgares y de poca consideración en nuestra Europa. Y como en la obra de los padres Intorcetta y Couplet, además de la moral de Confucio, se habla del origen de la nación china y de los libros más antiguos que posee esta nación, y que aparecieron varios siglos antes que el de Confucio, hemos traducido sobre este tema lo que es más necesario saber.

El volumen comienza con una extensa advertencia de 18 páginas.

La obra que se entrega al público, y en la que se resume, en forma abreviada, toda la moral de Confucio, filósofo chino, es bastante pequeña si se mira el número de páginas que la componen; pero es muy grande, sin duda, si se considera la importancia de las cosas que en ella se contienen. Se puede decir que la moral de este filósofo es infinitamente sublime, pero que al mismo tiempo es simple, sensible y extraída de las fuentes más puras de la razón natural. Sin duda, nunca la razón, privada de las luces de la revelación divina, ha parecido tan desarrollada ni con tanta fuerza. Como no hay ningún deber del que Confucio no hable, no hay ninguno que no trate. Él lleva bien su moral, pero no la lleva más allá de lo necesario, pues su juicio siempre le permite conocer hasta dónde debe llegar y dónde debe detenerse.

El volumen se divide luego en tres partes: Primera parte: De la antigüedad y de la filosofía de los chinos. Segunda parte: Recopilación de las obras de Confucio (Primer, Segundo y Tercer Libro de Confucio). A continuación, se presentan Máximas extraídas de los Libros de Confucio (LXXX máximas).

Tras este primer volumen, en esa época se encuadernó la Carta sobre la Moral de Confucio dirigida a Daniel Horthemels en París, en el mismo año 1688. Al final, se encuentra la fecha del 23 de enero de 1688 en París, firmada con las iniciales impresas S. F***. La aprobación lleva las firmas de Cousin y De la Reynie (mayo de 1688). La última página (verso de la página 29) contiene un Aviso del librero que explica por qué esta carta se ha añadido a la Moral de Confucio, recién impresa en Ámsterdam.

El libro de Confucio contiene tantas cosas bellas que es como un jardín donde cada uno puede recoger flores a su antojo; y si alguien se atreviera a discutir sobre si la rosa vale más que el clavel, quizás estaría bastante confundido al tratar de decidir esa cuestión.

El gran secreto, dice Confucio, para adquirir la verdadera ciencia, la ciencia, por consiguiente, digna de príncipes y de los personajes más ilustres, es cultivar y pulir la razón, que es un don que hemos recibido del cielo. La concupiscencia la ha desordenado, se ha mezclado con varias impurezas. Por tanto, elimina esas impurezas para que recupere su primer brillo y tenga toda su perfección. Ese es el bien supremo. No basta con eso; además, un príncipe debe, mediante sus exhortaciones y con su propio ejemplo, hacer de su pueblo como un pueblo nuevo. Finalmente, después de haber alcanzado, con mucho cuidado, esa perfección suprema, ese bien supremo, no debe relajarse; aquí es donde la perseverancia es absolutamente necesaria.

El presente que le hago no puede dejar de serle agradable. A usted le gustan las buenas máximas de moral: aquí tiene algunas mejores y más sólidas. Si el lugar de donde provienen las hiciera más considerables, lo serían por su distancia. Son perlas o piedras preciosas de China, y algo de mayor valor, porque no hay nada comparable a los tesoros de la sabiduría, como dice la Escritura. Podría decir lo mismo respecto a su antigüedad, si la verdad no fuera en todo tiempo, y si se pudiera pensar que estas máximas, por ser más antiguas, también fueran más verdaderas y más sólidas.

El confucianismo, fundado por Confucio (nacido en 551 a. C. y fallecido en 479 a. C.) en el siglo VI a. C., es una filosofía ética y política centrada en la armonía social y la moralidad. Valora conceptos como el «ren» (benevolencia) y el «li» (ritos), que guían las interacciones humanas. La jerarquía familiar y el respeto a los ancestros están en el corazón de este pensamiento, destacando la importancia de las relaciones interpersonales. El confucianismo también propone una visión educativa, promoviendo el aprendizaje y la automejora como medios para mejorar la sociedad. Influyente en la cultura asiática, sus principios han moldeado estructuras sociales y políticas durante siglos. Finalmente, busca establecer una sociedad justa mediante la ética individual y la responsabilidad cívica. La figura, a medio camino entre la historia y la leyenda, de Confucio se detalla en su primera biografía, extraída del Shiji (史記 / 史记, Shǐjì), obra del historiador chino Sima Qian escrita entre 109 y 91 a. C., es decir, más de cuatro siglos después de su desaparición.

Aquí hay algunas citas inspiradas en el pensamiento de Confucio, traducidas al español: "Quien mueve una montaña empieza por quitar pequeñas piedras." Esta cita destaca la importancia de comenzar con pequeños pasos para lograr grandes objetivos. "El hombre superior es aquel que no busca obtener ventajas personales a expensas de los demás." Resalta la noción de ética y responsabilidad hacia los demás. "No basta con aprender, también hay que aplicar lo que se ha aprendido." Esta reflexión insiste en la importancia de la acción en el aprendizaje. "El respeto a los ancestros es la base de la moralidad." Una cita que recuerda la importancia de la familia y las tradiciones. "No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti." Este principio de reciprocidad está en el corazón de la moral confuciana. Estas citas reflejan bien la ética y la sabiduría de Confucio, centradas en la moralidad, las relaciones humanas y el aprendizaje.

Muy buen ejemplar de esta obra importante en la historia de la difusión del confucianismo en el mundo occidental.

Acompañada de la Lettre publicada en la misma fecha, unidas en aquel entonces, reunión de las más raras.

El vendedor y su historia

Bertrand Hugonnard-Roche | Librería El amor que lee | 14 calle del Espejo 21150 Alise-Sainte-Reine Francia | Libros bellos antiguos y modernos, encuadernaciones hermosas, ediciones originales raras, ejemplares únicos y firmados (con envío autógrafo), dibujos originales, fotografías, autógrafos.
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[Anónimo] [los Père Couplet, Herdtrich, Intorcetta y Rougemont] [Simon Foucher y, quizás, el periodista Jean de Labrune] [China | China]

La moral de Confucio, filósofo de China.

En Ámsterdam, en la casa de Pierre Savouret; en la Kalver-Straat, 1688

(20)-100 páginas

Seguido de:

Carta sobre la moral de Confucio, filósofo de China

En París, en casa de Daniel Horthemels, en la calle S. Jacques, en el Moecenas, 1688.

páginas 29-1

2 libros encuadernados en un volumen pequeño in-8 (161 x 105 mm | altura de márgenes: 154 mm).

Encuadernación estrictamente de la época, en full cuero fauve granulado, lomo con nervios y adornos en oro, pieza de título en cuero de color rojo, bordes moteados en rojo, encuadernación y guardas en papel marmolado. Encuadernación sólida pero con algunos desgastes y faltantes de cuero en las cabezas y esquinas, falta de cuero a lo largo del lomo en la parte superior, cuero rajado en los lomos. Sin embargo, la encuadernación es resistente y merece una restauración de calidad (ejemplar que no ha sido restaurado hasta la fecha). Interior fresco (ligera humedad sin gravedad en el margen interior superior del final del volumen). Completamente collacionado. Sin la hoja de errata que indica los errores a corregir y que debería estar después de la página 100 (hoja que nunca fue encuadernada en nuestro volumen). Los errores indicados están presentes en nuestro ejemplar.

Muy rara primera edición en francés de la Moral de Confucio.

Este pequeño libro se considera la primera obra en introducir el confucianismo en Francia y, en general, en el mundo occidental.

En 1687 aparece en París el Confucius Sinarum philosophus de los padres jesuitas Couplet, Herdtrich, Intorcetta y Rougemont. Un gran in-folio, en latín. Una referencia para los intelectuales, pero poco práctico para el público general, que puede tener interés en descubrir a Confucius en francés a menor costo. Dos traductores-compiladores-comentaristas, en latín y francés, trabajan en ello y publican al año siguiente dos opúsculos: el canónigo Simon Foucher y, quizás, el periodista Jean de Labrune. A menos que sea el presidente Cousin, según se dice. O el padre Couplet mismo, aún se comenta. El nombre del autor parece tener menos importancia que el hecho de hacer accesible a Confucius y una idea de su moral por primera vez en francés.

Aquí veremos ensayos de moral, que son golpes maestros. Todo es sólido allí, porque la recta razón, esa verdad interior que está en el alma de todos los hombres, y que nuestro filósofo consultaba constantemente, sin prejuicio, guiaba todas sus palabras. Por eso, las reglas que da y los deberes a los que exhorta son tales que nadie no se siente inicialmente inclinado a dar su aprobación. No hay nada falso en sus razonamientos, nada extremo, ninguna de esas subtilidades espantosas que se ven en los tratados de moral de la mayoría de los metafísicos de hoy.

Se puede juzgar cuánto le deben al público los padres Intorcetta y Couplet, jesuitas, quienes tradujeron del chino al latín los tres libros de Confucio, de los cuales hemos extraído esta pieza de moral que se publica. Hemos elegido las cosas más importantes y hemos dejado varias que, aunque buenas en sí mismas y especialmente conformes al espíritu de las personas para quienes fueron dichas y escritas, podrían parecer, quizás, demasiado vulgares y de poca consideración en nuestra Europa. Y como en la obra de los padres Intorcetta y Couplet, además de la moral de Confucio, se habla del origen de la nación china y de los libros más antiguos que posee esta nación, y que aparecieron varios siglos antes que el de Confucio, hemos traducido sobre este tema lo que es más necesario saber.

El volumen comienza con una extensa advertencia de 18 páginas.

La obra que se entrega al público, y en la que se resume, en forma abreviada, toda la moral de Confucio, filósofo chino, es bastante pequeña si se mira el número de páginas que la componen; pero es muy grande, sin duda, si se considera la importancia de las cosas que en ella se contienen. Se puede decir que la moral de este filósofo es infinitamente sublime, pero que al mismo tiempo es simple, sensible y extraída de las fuentes más puras de la razón natural. Sin duda, nunca la razón, privada de las luces de la revelación divina, ha parecido tan desarrollada ni con tanta fuerza. Como no hay ningún deber del que Confucio no hable, no hay ninguno que no trate. Él lleva bien su moral, pero no la lleva más allá de lo necesario, pues su juicio siempre le permite conocer hasta dónde debe llegar y dónde debe detenerse.

El volumen se divide luego en tres partes: Primera parte: De la antigüedad y de la filosofía de los chinos. Segunda parte: Recopilación de las obras de Confucio (Primer, Segundo y Tercer Libro de Confucio). A continuación, se presentan Máximas extraídas de los Libros de Confucio (LXXX máximas).

Tras este primer volumen, en esa época se encuadernó la Carta sobre la Moral de Confucio dirigida a Daniel Horthemels en París, en el mismo año 1688. Al final, se encuentra la fecha del 23 de enero de 1688 en París, firmada con las iniciales impresas S. F***. La aprobación lleva las firmas de Cousin y De la Reynie (mayo de 1688). La última página (verso de la página 29) contiene un Aviso del librero que explica por qué esta carta se ha añadido a la Moral de Confucio, recién impresa en Ámsterdam.

El libro de Confucio contiene tantas cosas bellas que es como un jardín donde cada uno puede recoger flores a su antojo; y si alguien se atreviera a discutir sobre si la rosa vale más que el clavel, quizás estaría bastante confundido al tratar de decidir esa cuestión.

El gran secreto, dice Confucio, para adquirir la verdadera ciencia, la ciencia, por consiguiente, digna de príncipes y de los personajes más ilustres, es cultivar y pulir la razón, que es un don que hemos recibido del cielo. La concupiscencia la ha desordenado, se ha mezclado con varias impurezas. Por tanto, elimina esas impurezas para que recupere su primer brillo y tenga toda su perfección. Ese es el bien supremo. No basta con eso; además, un príncipe debe, mediante sus exhortaciones y con su propio ejemplo, hacer de su pueblo como un pueblo nuevo. Finalmente, después de haber alcanzado, con mucho cuidado, esa perfección suprema, ese bien supremo, no debe relajarse; aquí es donde la perseverancia es absolutamente necesaria.

El presente que le hago no puede dejar de serle agradable. A usted le gustan las buenas máximas de moral: aquí tiene algunas mejores y más sólidas. Si el lugar de donde provienen las hiciera más considerables, lo serían por su distancia. Son perlas o piedras preciosas de China, y algo de mayor valor, porque no hay nada comparable a los tesoros de la sabiduría, como dice la Escritura. Podría decir lo mismo respecto a su antigüedad, si la verdad no fuera en todo tiempo, y si se pudiera pensar que estas máximas, por ser más antiguas, también fueran más verdaderas y más sólidas.

El confucianismo, fundado por Confucio (nacido en 551 a. C. y fallecido en 479 a. C.) en el siglo VI a. C., es una filosofía ética y política centrada en la armonía social y la moralidad. Valora conceptos como el «ren» (benevolencia) y el «li» (ritos), que guían las interacciones humanas. La jerarquía familiar y el respeto a los ancestros están en el corazón de este pensamiento, destacando la importancia de las relaciones interpersonales. El confucianismo también propone una visión educativa, promoviendo el aprendizaje y la automejora como medios para mejorar la sociedad. Influyente en la cultura asiática, sus principios han moldeado estructuras sociales y políticas durante siglos. Finalmente, busca establecer una sociedad justa mediante la ética individual y la responsabilidad cívica. La figura, a medio camino entre la historia y la leyenda, de Confucio se detalla en su primera biografía, extraída del Shiji (史記 / 史记, Shǐjì), obra del historiador chino Sima Qian escrita entre 109 y 91 a. C., es decir, más de cuatro siglos después de su desaparición.

Aquí hay algunas citas inspiradas en el pensamiento de Confucio, traducidas al español: "Quien mueve una montaña empieza por quitar pequeñas piedras." Esta cita destaca la importancia de comenzar con pequeños pasos para lograr grandes objetivos. "El hombre superior es aquel que no busca obtener ventajas personales a expensas de los demás." Resalta la noción de ética y responsabilidad hacia los demás. "No basta con aprender, también hay que aplicar lo que se ha aprendido." Esta reflexión insiste en la importancia de la acción en el aprendizaje. "El respeto a los ancestros es la base de la moralidad." Una cita que recuerda la importancia de la familia y las tradiciones. "No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti." Este principio de reciprocidad está en el corazón de la moral confuciana. Estas citas reflejan bien la ética y la sabiduría de Confucio, centradas en la moralidad, las relaciones humanas y el aprendizaje.

Muy buen ejemplar de esta obra importante en la historia de la difusión del confucianismo en el mundo occidental.

Acompañada de la Lettre publicada en la misma fecha, unidas en aquel entonces, reunión de las más raras.

El vendedor y su historia

Bertrand Hugonnard-Roche | Librería El amor que lee | 14 calle del Espejo 21150 Alise-Sainte-Reine Francia | Libros bellos antiguos y modernos, encuadernaciones hermosas, ediciones originales raras, ejemplares únicos y firmados (con envío autógrafo), dibujos originales, fotografías, autógrafos.
Traducido por el Traductor de Google

Datos

Número de libros
1
Tema
Filosofía
Título del libro
La Morale de Confucius, Philosophe de la Chine. Suivi de : Lettre sur la Morale de Confucius,
Autor/ Ilustrador
Confucius | [Anonyme] [les Père Couplet, Herdtrich, Intorcetta et Rougemont] [Simon Foucher et,
Estado
Buen estado
Año de publicación artículo más antiguo
1688
Alto
16,1 cm
Edición
Primera edición
Ancho
10,5 cm
Idioma
Francés
Lengua original
Editorial
A Amsterdam, chez Pierre Savouret; dans le Kalver-Straat
Encuadernación
Libro de tapa dura
Número de páginas
129
Vendido por
FranciaVerificado
Nuevo
en Catawiki
pro

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