Benito Espinos (1748-1818), Círculo de - Bouquet baroque dans un vase en pierre





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Ramillete barroco en jarrón de piedra, óleo sobre lienzo del siglo XVIII, Francia, con motivo floral y vendido con marco.
Descripción del vendedor
1. FICHA TÉCNICA
Título: Ramillete barroco en jarrón de piedra
Autor: Maestro anónimo, Circulo de Benito Espinos (1748-1818)
O a un pintor español activo hacia 1750 con formación en modelos flamencos tardo-barrocos
Escuela / Estilo: Escuela española, tradición floral del Barroco tardío con transición rococó
Cronología: Circa 1750
Técnica: Óleo sobre lienzo
Medidas: 58 × 46 cm con marco; 50 × 37,5 cm sin marco
Soporte: Lienzo antiguo sobre bastidor de cuñas originales
Marco: Extraordinario marco artesano, muy antiguo, dorado al agua y pintado a mano con roleos vegetales, pieza singular de gran valor decorativo.
Estado: Bueno para su antigüedad; craquelado estable, pátina profunda y restauraciones antiguas respetuosas.
2. DESCRIPCIÓN COMPOSITIVA E ICONOGRÁFICA
La obra presenta un lujoso ramillete dispuesto en un jarrón pétreo, iluminado como un pequeño altar floral sobre un fondo oscuro de gran nobleza.
Rosas, peonías, claveles y tulipanes —característicos del repertorio hispano-flamenco— se alternan con flores silvestres y pequeños insectos, configurando una composición piramidal de notable teatralidad.
La luz cae sobre las flores centrales, revelando un refinado trabajo de capas y veladuras que realzan los blancos nacarados y los rosados cálidos, mientras los rojos intensos y los violetas añaden profundidad emocional.
En la base, pétalos caídos, mariposas y hojas marchitas introducen el simbolismo barroco del paso del tiempo, recordando que la belleza, aun perfecta, es efímera.
El conjunto transmite una atmósfera íntima, devocional y aristocrática, propia de los gabinetes españoles de mediados del siglo XVIII, donde el bodegón floral representaba lujo, erudición y una sensibilidad espiritualizada.
3. ESTILO, ATRIBUCIÓN PLAUSIBLE Y VALORACIÓN
La datación hacia 1750 se ajusta por el equilibrio entre herencia flamenca del siglo XVII y la suavización cromática que anticipa el Rococó español.
El detallismo botánico, el gusto por los ramilletes densos y el tratamiento de los pétalos con pliegues luminosos permiten relacionar esta obra con el entorno valenciano y madrileño que orbitó alrededor de Benito Espinós (1748–1818), uno de los grandes renovadores del género floral en España.
Aunque Espinós es algo posterior, varios maestros de su círculo temprano —activos ya hacia 1740–1760 y vinculados a la tradición de Juan de Arellano a través del comercio de estampas y modelos flamencos— muestran composiciones muy próximas: flores satinadas, fondos oscuros profundos, mariposas y calidades lumínicas semejantes.
También se observan afinidades con el lenguaje de Bartolomé Pérez en sus seguidores tardíos, especialmente en los contrastes de luces y la teatralidad del conjunto, pero con una factura ya más ligera y rococó, propia de mediados del siglo XVIII.
La pieza destaca por su exclusividad, su magnífico estado general y la conservación de un marco artesanal pintado y dorado, lo que incrementa su valor histórico y museístico.
En suma, una obra de gran interés dentro del bodegón floral español ca. 1750, con una atribución plausible al entorno pre-espinosiano que enlaza la tradición barroca con la elegancia floral del Siglo de las Luces.
El vendedor y su historia
1. FICHA TÉCNICA
Título: Ramillete barroco en jarrón de piedra
Autor: Maestro anónimo, Circulo de Benito Espinos (1748-1818)
O a un pintor español activo hacia 1750 con formación en modelos flamencos tardo-barrocos
Escuela / Estilo: Escuela española, tradición floral del Barroco tardío con transición rococó
Cronología: Circa 1750
Técnica: Óleo sobre lienzo
Medidas: 58 × 46 cm con marco; 50 × 37,5 cm sin marco
Soporte: Lienzo antiguo sobre bastidor de cuñas originales
Marco: Extraordinario marco artesano, muy antiguo, dorado al agua y pintado a mano con roleos vegetales, pieza singular de gran valor decorativo.
Estado: Bueno para su antigüedad; craquelado estable, pátina profunda y restauraciones antiguas respetuosas.
2. DESCRIPCIÓN COMPOSITIVA E ICONOGRÁFICA
La obra presenta un lujoso ramillete dispuesto en un jarrón pétreo, iluminado como un pequeño altar floral sobre un fondo oscuro de gran nobleza.
Rosas, peonías, claveles y tulipanes —característicos del repertorio hispano-flamenco— se alternan con flores silvestres y pequeños insectos, configurando una composición piramidal de notable teatralidad.
La luz cae sobre las flores centrales, revelando un refinado trabajo de capas y veladuras que realzan los blancos nacarados y los rosados cálidos, mientras los rojos intensos y los violetas añaden profundidad emocional.
En la base, pétalos caídos, mariposas y hojas marchitas introducen el simbolismo barroco del paso del tiempo, recordando que la belleza, aun perfecta, es efímera.
El conjunto transmite una atmósfera íntima, devocional y aristocrática, propia de los gabinetes españoles de mediados del siglo XVIII, donde el bodegón floral representaba lujo, erudición y una sensibilidad espiritualizada.
3. ESTILO, ATRIBUCIÓN PLAUSIBLE Y VALORACIÓN
La datación hacia 1750 se ajusta por el equilibrio entre herencia flamenca del siglo XVII y la suavización cromática que anticipa el Rococó español.
El detallismo botánico, el gusto por los ramilletes densos y el tratamiento de los pétalos con pliegues luminosos permiten relacionar esta obra con el entorno valenciano y madrileño que orbitó alrededor de Benito Espinós (1748–1818), uno de los grandes renovadores del género floral en España.
Aunque Espinós es algo posterior, varios maestros de su círculo temprano —activos ya hacia 1740–1760 y vinculados a la tradición de Juan de Arellano a través del comercio de estampas y modelos flamencos— muestran composiciones muy próximas: flores satinadas, fondos oscuros profundos, mariposas y calidades lumínicas semejantes.
También se observan afinidades con el lenguaje de Bartolomé Pérez en sus seguidores tardíos, especialmente en los contrastes de luces y la teatralidad del conjunto, pero con una factura ya más ligera y rococó, propia de mediados del siglo XVIII.
La pieza destaca por su exclusividad, su magnífico estado general y la conservación de un marco artesanal pintado y dorado, lo que incrementa su valor histórico y museístico.
En suma, una obra de gran interés dentro del bodegón floral español ca. 1750, con una atribución plausible al entorno pre-espinosiano que enlaza la tradición barroca con la elegancia floral del Siglo de las Luces.

