Artwork created on professional canvas using the giclée printing technique on canvas. Digital art using contemporary media and AI. Obra de arte del artista Canvas Fit-Alberto Ricardo realizada en la técnica Impresión Giclée, sobre lienzo profesional de alta calidad, 100% algodón, máxima resistente a manipulación y agentes exteriores de la marca Eco Canvas Roma Glossy, satinado. Garantizamos un producto duradero y de calidad visual. Dimensión de 60 x 80 cm de pintura con 5 cm de profundidad. Edición limitada 1/5. En el dorso de la pieza podrá encontrar los datos sobre la obra. El envío se realizará a través de la Cia. United Parcel Service (UPS), para España y Europa, y a través de la Cia. Fedex para el resto del mundo. La obra irá enrollada y estará protegida mediante varias capas de embalaje, nailón burbuja y colocada en un tubo resistente. Una vez pagada la obra, se requieren tres días para el proceso de embalaje y entrega a la compañía de envió. La pieza le llegará al termino de diez días, según el país de destino En un rincón donde el tiempo no parece avanzar, se alza un jardín encantado tejido de color, textura y silencio. Esta imagen giclée no es solo una representación botánica; es un universo sensorial donde cada flor respira y susurra secretos antiguos. No hay figuras humanas visibles, pero los verdaderos personajes aquí son las flores mismas —entidades vivas, etéreas y casi mágicas, dotadas de alma y personalidad. Las flores se elevan como si bailaran al compás de una música invisible. Sus formas redondeadas y vibrantes están pintadas con una intensidad cromática que va del índigo profundo al turquesa brillante, del rosa coral al violeta real. Cada pétalo parece esculpido con devoción, como si el pincel del artista conociera su historia íntima. Pero lo que eleva esta obra a una categoría casi celestial es el uso del dorado: manchas de oro puro salpican la composición como polen divino, como huellas de algún dios jardinero que ha pasado por allí. Este no es un jardín real, sino uno soñado. Uno donde la flora no crece por la lógica de la botánica, sino por la fuerza de la emoción. Las flores no necesitan raíces para sostenerse, porque se alimentan del recuerdo, del deseo, de la poesía. Son personajes silentes que se comunican con el espectador no a través de palabras, sino con su presencia, su vibración y sus colores. El fondo, de tonos suaves y difusos, evoca una atmósfera lechosa, casi neblinosa, que sugiere un amanecer perpetuo o una dimensión paralela. Es un espacio sin gravedad, sin estaciones, donde la belleza se manifiesta sin interrupción. Aquí, las flores son las narradoras de una historia sin tiempo: tal vez de un amor perdido, tal vez de la esperanza renacida, tal vez del simple milagro de existir. El uso del dorado no es sólo decorativo. Es un gesto simbólico, una forma de consagrar la naturaleza como algo sagrado. Cada gota de oro parece elevar la flor que la contiene, como si le otorgara un alma luminosa. El efecto general es hipnótico: uno se pierde en la obra como quien entra en un bosque encantado, con la certeza de que algo importante está a punto de revelarse. Esta giclée transmite serenidad y misterio a partes iguales. Invita a detenerse, a respirar, a mirar con atención. A escuchar, incluso. Porque en este jardín imaginario, todo está vivo, y todo espera ser escuchado. No hay prisa ni ruido: solo color, forma y una luz dorada que no se apaga.