Pictura Subastas presenta esta magnífica obra de arte perteneciente a Domingo Abelló, que representa un paisaje radiante donde la luz dorada transforma árboles, campos y edificaciones en una escena vibrante y llena de energía natural. La pintura destaca por su excelente técnica y la gran calidad pictórica que transmite. · Dimensiones de la obra: 46x55x1 cm. · Óleo sobre papel firmado a mano por el artista en la parte inferior derecha, Domingo Abelló. · La pieza se encuentra en buen estado de conservación. La obra procede de una exclusiva colección privada en Girona. Nota importante: las fotografías incluidas forman parte integral de la descripción del lote. El cuadro será embalado de manera profesional por un experto de IVEX (https://www.instagram.com/ivex.online/), utilizando materiales de alta calidad para garantizar su protección. El precio del envío cubre tanto el coste del embalaje profesional como el propio transporte. El envío se realizará por Correos, GLS o NACEX con seguimiento. Envíos disponibles a nivel internacional. ------------------------------------------------------------------ Este cuadro presenta un paisaje vibrante y luminoso donde los colores parecen latir con vida propia, creando una atmósfera cálida que envuelve toda la composición. Desde el primer instante, el cielo, dominado por una poderosa gama de amarillos, dorados y suaves matices cálidos, impone un clima emocional intenso, como si se tratara de un atardecer radiante o una mañana bañada por un sol incipiente. Las pinceladas amplias y dinámicas transmiten un movimiento constante, como si el aire estuviera en plena vibración lumínica. Esta gran extensión de cielo, que ocupa buena parte de la obra, ofrece una sensación de amplitud y energía que condiciona toda la escena. A la izquierda, una hilera de árboles altos se eleva con elegancia, sus troncos oscuros y alargados contrastan con las copas vibrantes que mezclan verdes, amarillos y toques rojizos. Estos árboles parecen balancearse ligeramente, capturados en el instante exacto en que la luz atraviesa sus hojas, generando un juego cromático que combina densidad y transparencia. Sus figuras verticales funcionan como límite visual y aportan un ritmo marcado, conduciendo al espectador hacia el resto del paisaje. En la zona central, el horizonte se despliega como una sucesión de vegetación, arbustos y formas naturales que, aunque sugeridas más que definidas, transmiten profundidad y diversidad. Las pinceladas cortas y vigorosas componen un mosaico de colores que se fusionan en armonía, evocando un entorno fértil y vivo. La mezcla de tonos rojizos, verdes intensos y amarillos saturados refleja el efecto de la luz sobre un paisaje en plena efervescencia natural. La escena adquiere un carácter casi musical, donde cada color parece responder al siguiente en una coreografía perfectamente sincronizada. Hacia la derecha, un conjunto arquitectónico se insinúa entre los árboles, con edificaciones claras coronadas por tejados rojizos y alguna torre que se alza sobre el conjunto. Este núcleo urbano introduce un elemento humano que equilibra la fuerza de la naturaleza y otorga un punto de referencia visual. La luz que baña estas estructuras acentúa su presencia sin restar protagonismo al conjunto vegetal, mostrando un diálogo armonioso entre paisaje y arquitectura. El reflejo de algunos elementos en el agua cercana añade profundidad y serenidad, completando la composición con una nota de calma dentro del dinamismo general. En conjunto, el cuadro transmite una poderosa celebración del color y la luz, donde el paisaje rural se transforma en un escenario vibrante lleno de energía, belleza y movimiento. La obra invita a sumergirse en un momento natural pleno, impregnado de vida, donde cada trazo parece capturar la esencia misma del instante.