Joan Raimon Palaujuncà (1968) - La orilla tranquila





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La orilla tranquila, óleo sobre tela, original, de Joan Raimon Palaujuncà (1968), España, periodo 1970-1980, firmado a mano, se vende con marco; dimensiones con marco 64 × 73 × 4 cm.
Descripción del vendedor
Pictura Subastas presenta esta magnífica obra de arte perteneciente a Joan i Raimon de Palau que pintan el cuadro conjuntamente, que representa la serenidad de la vida junto al mar, mostrando un momento cotidiano y silencioso donde el tiempo parece detenerse entre barcas, agua y contemplación. La pintura destaca por su excelente técnica y la gran calidad pictórica que transmite.
· Dimensiones con marco: 64x73x4 cm.
· Dimensiones sin marco: 46x55 cm.
· Óleo sobre tela firmado a mano por el artista en la parte inferior izquierda, Palaujuncà.
· La pieza se encuentra en buen estado de conservación.
· La obra se vende con precioso marco (incluido en la subasta como regalo).
La obra procede de una exclusiva colección privada en Girona.
Nota importante: las fotografías incluidas forman parte integral de la descripción del lote.
El cuadro será embalado de manera profesional por un experto de IVEX (https://www.instagram.com/ivex.online/), utilizando materiales de alta calidad para garantizar su protección. El precio del envío cubre tanto el coste del embalaje profesional como el propio transporte.
El envío se realizará por Correos, GLS o NACEX con seguimiento. Envíos disponibles a nivel internacional.
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Este cuadro presenta una escena portuaria impregnada de calma y cotidianidad, donde el mar se extiende como un espejo tranquilo que refleja suavemente la luz del cielo. En primer plano, la orilla aparece cercana y tangible, con tonos terrosos y arenosos que transmiten la sensación de un espacio vivido y recorrido. La composición invita a una observación pausada, como si el espectador se encontrara sentado frente al agua, contemplando el lento transcurrir del tiempo en un lugar familiar y sereno.
Las embarcaciones ocupan un papel central en la escena, distribuidas tanto en primer plano como a media distancia. Algunas descansan cerca de la orilla, mostrando sus formas sencillas y su relación directa con la vida diaria del puerto, mientras otras flotan suavemente sobre el agua, casi inmóviles. Estas barcas no transmiten urgencia ni actividad intensa, sino reposo, espera y rutina, reforzando la atmósfera de tranquilidad que envuelve todo el conjunto.
La figura humana situada en primer plano aporta una dimensión íntima y narrativa al cuadro. Sentada de espaldas al espectador, parece concentrada en una tarea silenciosa o simplemente absorta en la contemplación del entorno. Su presencia no rompe la calma del paisaje, sino que la acentúa, recordando la relación cercana y respetuosa entre la persona y el mar. La escala de la figura, pequeña frente al espacio que la rodea, subraya la sensación de humildad y recogimiento.
En el fondo se percibe el perfil de un puerto más amplio, con construcciones que se extienden a lo largo de la línea costera. Estas formas urbanas aparecen suavemente difuminadas, integradas en la atmósfera general sin imponerse visualmente. La distancia crea una sensación de profundidad y amplitud, haciendo que el espacio parezca abierto y respirable. El horizonte se mantiene bajo y estable, reforzando la serenidad de la escena.
El cielo y el agua se funden en una gama de tonos suaves que dominan la composición. No hay contrastes bruscos ni dramatismos, sino una armonía cromática que envuelve el paisaje en una luz tranquila y constante. Esta luz parece filtrarse de manera uniforme, suavizando los contornos y creando una sensación de quietud continua, como si el momento representado fuera uno de esos instantes en los que nada sucede y, precisamente por ello, todo cobra sentido.
En conjunto, el cuadro transmite una profunda sensación de calma, sencillez y equilibrio, evocando la vida cotidiana junto al mar y la relación silenciosa entre el ser humano, las embarcaciones y el entorno portuario. Es una imagen que invita a detenerse, respirar y dejarse llevar por la serenidad de un instante detenido en el tiempo.
El vendedor y su historia
Pictura Subastas presenta esta magnífica obra de arte perteneciente a Joan i Raimon de Palau que pintan el cuadro conjuntamente, que representa la serenidad de la vida junto al mar, mostrando un momento cotidiano y silencioso donde el tiempo parece detenerse entre barcas, agua y contemplación. La pintura destaca por su excelente técnica y la gran calidad pictórica que transmite.
· Dimensiones con marco: 64x73x4 cm.
· Dimensiones sin marco: 46x55 cm.
· Óleo sobre tela firmado a mano por el artista en la parte inferior izquierda, Palaujuncà.
· La pieza se encuentra en buen estado de conservación.
· La obra se vende con precioso marco (incluido en la subasta como regalo).
La obra procede de una exclusiva colección privada en Girona.
Nota importante: las fotografías incluidas forman parte integral de la descripción del lote.
El cuadro será embalado de manera profesional por un experto de IVEX (https://www.instagram.com/ivex.online/), utilizando materiales de alta calidad para garantizar su protección. El precio del envío cubre tanto el coste del embalaje profesional como el propio transporte.
El envío se realizará por Correos, GLS o NACEX con seguimiento. Envíos disponibles a nivel internacional.
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Este cuadro presenta una escena portuaria impregnada de calma y cotidianidad, donde el mar se extiende como un espejo tranquilo que refleja suavemente la luz del cielo. En primer plano, la orilla aparece cercana y tangible, con tonos terrosos y arenosos que transmiten la sensación de un espacio vivido y recorrido. La composición invita a una observación pausada, como si el espectador se encontrara sentado frente al agua, contemplando el lento transcurrir del tiempo en un lugar familiar y sereno.
Las embarcaciones ocupan un papel central en la escena, distribuidas tanto en primer plano como a media distancia. Algunas descansan cerca de la orilla, mostrando sus formas sencillas y su relación directa con la vida diaria del puerto, mientras otras flotan suavemente sobre el agua, casi inmóviles. Estas barcas no transmiten urgencia ni actividad intensa, sino reposo, espera y rutina, reforzando la atmósfera de tranquilidad que envuelve todo el conjunto.
La figura humana situada en primer plano aporta una dimensión íntima y narrativa al cuadro. Sentada de espaldas al espectador, parece concentrada en una tarea silenciosa o simplemente absorta en la contemplación del entorno. Su presencia no rompe la calma del paisaje, sino que la acentúa, recordando la relación cercana y respetuosa entre la persona y el mar. La escala de la figura, pequeña frente al espacio que la rodea, subraya la sensación de humildad y recogimiento.
En el fondo se percibe el perfil de un puerto más amplio, con construcciones que se extienden a lo largo de la línea costera. Estas formas urbanas aparecen suavemente difuminadas, integradas en la atmósfera general sin imponerse visualmente. La distancia crea una sensación de profundidad y amplitud, haciendo que el espacio parezca abierto y respirable. El horizonte se mantiene bajo y estable, reforzando la serenidad de la escena.
El cielo y el agua se funden en una gama de tonos suaves que dominan la composición. No hay contrastes bruscos ni dramatismos, sino una armonía cromática que envuelve el paisaje en una luz tranquila y constante. Esta luz parece filtrarse de manera uniforme, suavizando los contornos y creando una sensación de quietud continua, como si el momento representado fuera uno de esos instantes en los que nada sucede y, precisamente por ello, todo cobra sentido.
En conjunto, el cuadro transmite una profunda sensación de calma, sencillez y equilibrio, evocando la vida cotidiana junto al mar y la relación silenciosa entre el ser humano, las embarcaciones y el entorno portuario. Es una imagen que invita a detenerse, respirar y dejarse llevar por la serenidad de un instante detenido en el tiempo.

