Etrusco Alfarería Buque

ARTÍCULO: Vasija
MATERIAL: Cerámica, Bucchero
CULTURA: etrusca
Siglo VII al VI a.C.
DIMENSIONES: 65 mm x 100 mm de diámetro
Condición: buen estado
PROVENENCIA: Antigua colección privada europea, Ex Lakythos S.A.R.L (1987), Ex Galerie Hydra, Ginebra, Suiza (1984)

La forma más distintiva y reconocible de la cerámica etrusca es el Bucchero (siglos VII a.C. al V a.C.), a menudo considerado la cerámica 'nacional' de la antigua Etruria. Este cerámico negro de alto brillo es inmediatamente identificable por su apariencia metálica llamativa. El color único se lograba mediante un proceso llamado cocción por reducción, en el que se restringía drásticamente el suministro de oxígeno en la horno. Esta privación de oxígeno convertía el óxido de hierro en la arcilla, de su rojo natural, en un negro intenso y carbonizado en toda la estructura de la vasija. El brillo final y lustroso se alcanzaba mediante un pulido meticuloso de la superficie antes de la cocción. Por lo tanto, el Bucchero servía como una imitación asequible de la valiosa orfebrería metálica, especialmente de los vasos de plata y bronce, utilizados por la élite etrusca en banquetes y como bienes funerarios de gran riqueza.

Mientras que Bucchero representa una invención indígena etrusca, su tradición cerámica fue significativamente moldeada por el contacto con el mundo griego, particularmente las colonias griegas en el sur de Italia. Los alfareros etruscos se involucraron activamente y imitaron los estilos pintados populares de Grecia, produciendo sus propias versiones de las técnicas de figura negra y, posteriormente, de figura roja. Sin embargo, las adaptaciones etruscas a menudo conservaban características locales distintas, y sus versiones de la pintura de figura roja (a veces llamada 'pseudo-figura roja') utilizaban métodos diferentes, como pintar figuras más claras directamente sobre un engobe negro, en lugar de reservar la arcilla roja. Estas vasijas pintadas, al igual que sus modelos griegos, a menudo presentaban escenas mitológicas, frisos de animales o representaciones de simposios, y eran altamente valoradas y frecuentemente sepultadas con los muertos.

La cerámica etrusca evolucionó a partir de la tradición local anterior de la cerámica Impasto, una arcilla más gruesa y de color marrón rojizo mezclada con impurezas como mica o piedra, que se moldeaba a mano y se cocía a bajas temperaturas. El Impasto se utilizaba principalmente para vasijas utilitarias, como jarras de almacenamiento y ollas de cocinar, pero también desempeñaba un papel funerario importante. Las primeras urnas funerarias etruscas a menudo tenían forma de pequeñas chozas (urnas de choza), reflejando las viviendas del difunto. A lo largo de toda la tradición cerámica, desde el Impasto grueso hasta el sofisticado Bucchero y los vasos pintados, la cerámica etrusca permaneció profundamente vinculada al contexto funerario. Grandes cantidades de vasijas cerámicas finas se colocaban deliberadamente en las tumbas, proporcionando a los arqueólogos modernos conocimientos esenciales sobre las creencias religiosas, la vida cotidiana y el consumo conspicuo de la élite etrusca.

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