Obra firmada por Pierre Gielis (siglo XX), pintor perteneciente a la escuela belga. La composición representa un paisaje otoñal con lago y arbolado, tratado con una sensibilidad cromática y una atmósfera serena que evocan la tradición paisajística del norte de Europa. El artista muestra un gran dominio del color y de la luz, utilizando una pincelada fluida y matizada que equilibra el detalle naturalista con un enfoque más expresivo. Las gamas de ocres, verdes y dorados se combinan con un cielo grisáceo y reflejos en el agua que aportan profundidad y equilibrio al conjunto. La escena, de composición cuidadosamente estructurada, invita a la contemplación y refleja la búsqueda de armonía entre la naturaleza y la emoción pictórica. Se presenta en un marco dorado y lacado, de estilo contemporáneo, que realza la luminosidad de la obra.