saname (1980) - Trace n°2417






Más de 10 años en comercio de arte; fundó su propia galería.
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Trustpilot 4.4 | 122473 valoraciones
Valoración Excelente en Trustpilot.
Trace n°2417 de saname (1980) es una pintura original de street art sobre lienzo de algodón, con acrílico y pintura en aerosol, de 127 × 107 cm (sin marco, entregada enrollada; en lienzo con marco 120 × 100 cm), firmado a mano, creada en 2024, en excelente estado, paleta multicolor con verde y amarillo, vendido directamente por el artista con certificado de autenticidad.
Descripción del vendedor
Trace n°2417
Pintura original de Saname en gran formato.
Acrílico y aerosol en lona de algodón de alta calidad
127 x 107 cm
Inodoro vendido sin marco, entregado enrollado.
Sobre chasis: 120 x 100 cm
Valor galería: 1100€
La pintura está barnizada y se vende con certificado de autenticidad.
Resultado más hermoso y apreciable en realidad que en la foto, ¡impacto garantizado!
Colis bien cuidado con seguridad.
Por favor, tome nota de sus comentarios en la hoja de entrega en caso de paquetes dañados.
Esta obra surge como un gesto gráfico en tensión, donde la potencia del graffiti encuentra la sensualidad del color. Las formas, casi líquidas, parecen retorcerse en un movimiento interno, como si la letra — matriz fundamental de la escritura urbana — hubiera explotado aquí para revelar su energía bruta. Nada es realmente legible, pero todo es significativo: el artista no busca la lectura, busca el ritmo, la pulsación, la presencia.
La paleta cromática juega un papel esencial. Los verdes profundos, los rosas saturados y los destellos de amarillo incandescente crean un campo visual vibrante, casi eléctrico. Estos contrastes evocan una tensión entre organicidad y artificio, como si la forma dudara entre la silueta de un organismo vivo y la dureza de un letrero esculpido. Los goteos verticales — asumidos, visibles — recuerdan el origen callejero de este gesto, mientras que los reflejos brillantes introducen una dimensión casi futurista, una forma de dar volumen a masas en movimiento.
Lo que más impresiona es, sobre todo, la vitalidad del conjunto. Nada es estático. Cada curva parece responder a una impulsión, cada color parece buscar su propio territorio. Nos enfrentamos a una obra que no describe: afirma. No representa: existe, como un fragmento de energía urbana capturado y congelado, pero aún vibrante, aún animado por la velocidad de su gesto inicial.
En suma, un lienzo que transforma el graffiti en un espacio de experimentación plástica, donde la forma se libera de la letra para convertirse en movimiento puro, pura intensidad. Una pieza que respira la calle, pero que asume plenamente su lugar en el campo del arte contemporáneo.
¡El discreto artista Saname está en pleno ascenso!
Trace n°2417
Pintura original de Saname en gran formato.
Acrílico y aerosol en lona de algodón de alta calidad
127 x 107 cm
Inodoro vendido sin marco, entregado enrollado.
Sobre chasis: 120 x 100 cm
Valor galería: 1100€
La pintura está barnizada y se vende con certificado de autenticidad.
Resultado más hermoso y apreciable en realidad que en la foto, ¡impacto garantizado!
Colis bien cuidado con seguridad.
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Esta obra surge como un gesto gráfico en tensión, donde la potencia del graffiti encuentra la sensualidad del color. Las formas, casi líquidas, parecen retorcerse en un movimiento interno, como si la letra — matriz fundamental de la escritura urbana — hubiera explotado aquí para revelar su energía bruta. Nada es realmente legible, pero todo es significativo: el artista no busca la lectura, busca el ritmo, la pulsación, la presencia.
La paleta cromática juega un papel esencial. Los verdes profundos, los rosas saturados y los destellos de amarillo incandescente crean un campo visual vibrante, casi eléctrico. Estos contrastes evocan una tensión entre organicidad y artificio, como si la forma dudara entre la silueta de un organismo vivo y la dureza de un letrero esculpido. Los goteos verticales — asumidos, visibles — recuerdan el origen callejero de este gesto, mientras que los reflejos brillantes introducen una dimensión casi futurista, una forma de dar volumen a masas en movimiento.
Lo que más impresiona es, sobre todo, la vitalidad del conjunto. Nada es estático. Cada curva parece responder a una impulsión, cada color parece buscar su propio territorio. Nos enfrentamos a una obra que no describe: afirma. No representa: existe, como un fragmento de energía urbana capturado y congelado, pero aún vibrante, aún animado por la velocidad de su gesto inicial.
En suma, un lienzo que transforma el graffiti en un espacio de experimentación plástica, donde la forma se libera de la letra para convertirse en movimiento puro, pura intensidad. Una pieza que respira la calle, pero que asume plenamente su lugar en el campo del arte contemporáneo.
¡El discreto artista Saname está en pleno ascenso!
