Erik Oldenhof (1951) - Untitled

Erik Oldenhof - ZT - óleo sobre lienzo - 42 x 54 cm


Quien presta atención rápidamente verá la emoción vibrante en la obra de Erik Oldenhof. Pero no de inmediato. La simplicidad es, en efecto, la fuerza del artista de Ámsterdam. En sus pinturas de línea, busca obtener el máximo rendimiento pictórico con recursos mínimos. Esa fuerza de la limitación ya ha sido demostrada anteriormente.

Como en el Minimal Art y la Pintura Fundamental de los años sesenta y setenta del siglo pasado, Oldenhof va mucho más allá. Si te tomas la molestia de meterte en la piel de sus pinturas, verás que su enfoque en el proceso pictórico es característico de toda su obra. Cada pintura debe ser leída. En las composiciones de sus obras recientes, aparecen relaciones con trabajos gráficos tempranos y con su formación como dibujante de arquitectura. En el uso del color, se pueden señalar referencias a los trabajos que realizó anteriormente en la lavandería de blanqueo de su padre. En lienzos donde las grosores de las líneas horizontales varían, las connotaciones paisajísticas son evidentes. Sus pinturas tratan sobre el proceso de pintar, de repintar, añadir y quitar, superficie y profundidad, luz y sombra, trazar huellas y causar desviaciones, crear orden y perturbarlo conscientemente. Desde la distancia, los lienzos de Oldenhof parecen estar compuestos únicamente por estructuras de líneas estrictas, metódicas y racionales. Pero de cerca, los lienzos vibran y zumban con sus gruesas capas de pintura de manera exuberante.

Las imperfecciones y los bordes irregulares subrayan que las formas abstractas no fueron creadas por una máquina, sino por un ser humano de carne y hueso.