Pictura Subastas presenta esta magnífica obra de arte perteneciente a Enric Rubió, que representa un momento de calma plena en el mar, donde el sol ilumina el horizonte y sus reflejos dan vida a un océano vibrante y sereno. La pintura destaca por su excelente técnica y la gran calidad pictórica que transmite. · Dimensiones de la obra: 89x116x2 cm. · Óleo sobre tela firmado a mano por el artista en la parte inferior derecha, Enric Rubió. · La pieza se encuentra en buen estado de conservación. La obra procede de una exclusiva colección privada en Girona. Nota importante: las fotografías incluidas forman parte integral de la descripción del lote. El cuadro será embalado de manera profesional por un experto de IVEX, utilizando materiales de alta calidad para garantizar su protección. El precio del envío cubre tanto el coste del embalaje profesional como el propio transporte. El envío se realizará por Correos o GLS con seguimiento. Envíos disponibles a nivel internacional. ------------------------------------------------------------------ Este cuadro presenta una escena marina de extraordinaria serenidad, donde el sol se sitúa justo en el centro del horizonte y derrama su luz dorada sobre la superficie ondulada del océano. La composición está dividida de forma equilibrada entre cielo y mar, creando una sensación de inmensidad que envuelve al espectador desde el primer instante. Los tonos cálidos del amanecer o atardecer —amarillos, naranjas y rosados— se mezclan con suavidad en la bóveda celeste, generando un ambiente etéreo que se refleja sobre el agua en destellos brillantes. La luz, protagonista indiscutible, actúa como un puente visual que conecta el cielo con el mar mediante una franja dorada que vibra sobre las olas. En la zona superior, el cielo despliega un espectáculo cromático de gran delicadeza. Las nubes, suavemente coloreadas en violetas, rosados y azules, parecen moverse con lentitud en un espacio donde la atmósfera es ligera y luminosa. Cada nube aporta un matiz diferente, creando una transición perfecta entre la luz intensa que rodea al sol y los tonos más calmados del resto del cielo. El efecto general es el de un instante suspendido en el tiempo, un momento en el que la naturaleza respira de forma suave y profunda. La superficie del mar se convierte en un escenario dinámico donde la luz se fragmenta en múltiples tonos. Las olas, representadas con variaciones de azul profundo, verde marino y matices púrpura, crean un movimiento constante que contrasta con la estabilidad del horizonte. Los reflejos del sol, extendiéndose desde el punto central hacia el espectador, generan una sensación de profundidad que invita a adentrarse mentalmente en el océano. Cada onda y cada destello parecen capturar una vibración distinta de la luz, logrando un efecto visual casi hipnótico. Hacia los laterales, el mar adquiere tonos más oscuros, lo que amplifica el contraste con la zona iluminada y añade dramatismo a la escena. Este cambio cromático sugiere la fuerza y el misterio del océano, incluso en un momento apacible como este. La inmensidad del agua, unida a la pureza del cielo, crea un equilibrio natural donde el silencio parece dominar por completo. Es como si la obra invitara a escuchar el sonido de las olas y a contemplar la calma que emana del paisaje. En conjunto, el cuadro transmite una sensación profunda de paz, reflexión y conexión con la naturaleza. La armonía entre luz, color y movimiento ofrece un instante sublime donde el espectador puede perderse en la belleza del mar y el cielo, en un momento que parece eterno y que despierta emociones de serenidad, nostalgia y contemplación.