Pintura al óleo en la que el artista nos ofrece la imagen de una escena urbana contemporánea repleta de ritmo. La ciudad respira entre luces y reflejos. Los edificios, erguidos como gigantes de acero y cristal, se pierden en una atmósfera de niebla luminosa que difumina los contornos. La lluvia reciente deja un brillo húmedo sobre el asfalto, donde los coches destacan con su diversidad de colorido y las luces rojas de los semáforos trazan destellos de vida en constante tránsito. El artista domina la técnica al óleo con una soltura vibrante: las capas de color se entrelazan en una sinfonía de grises, violetas y ocres, atravesadas por toques de luz que capturan el pulso urbano. Las pinceladas, cortas y decididas, transmiten el rumor del tráfico, el eco de las voces, el latido incesante de la metrópoli. No hay quietud en esta obra; cada línea, cada reflejo, es un fragmento de tiempo fugaz. “El ritmo de la ciudad” es un homenaje a la energía moderna, a la belleza que emerge del caos cotidiano, donde el óleo se convierte en testigo de la poesía escondida en el ruido y la prisa. Se acompaña foto donde se simula la pintura enmarcada. La obra se enviará SIN MARCO.